Mensaje sobre la reparación
El Reparador.
Jesús fue y es el Reparador por
excelencia, porque con su obra de redención vino a reparar lo que estaba dañado
y perdido, y en la Santa Misa se sigue ofreciendo para reparar todo el pecado
del mundo.
También la Virgen es Reparadora, porque
con su obediencia borró la desobediencia de Eva, y con su vida perfecta, reparó
la maldad de nuestros primeros padres.
Por eso si queremos hacer reparación, sólo
tenemos que mirar a estos Dos grandes: Jesús y María, y de Ellos sacar el modo
cómo hacer reparación.
En la liturgia de semana santa se nos dice
que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; y ¡feliz culpa que nos
mereció tan gran Redentor! Siendo las cosas así, no tengamos miedo de haber
hecho una cosa realmente irreparable, porque todo tiene reparación en los planes
de Dios, basta que queramos reparar guiados por el Señor.
¡Qué felicidad que nada de lo malo o
equivocado que hemos hecho en la vida es irreparable, sino que todo tiene forma
de reparación, al menos mientras vivimos en este mundo!
Aprovechemos el tiempo de vida que Dios
nos concede, no para desperdiciarlo en vanidades y entretenimientos superfluos,
sino para borrar, con una vida santa, nuestros errores y pecados pasados. Es lo
que se llama “hacer penitencia”. Y sobre todo, amemos a Dios, porque la mejor
reparación es el amor, ya que todo pecado y todo mal es una falta de amor a Dios
y a los hermanos, y se repara con el amor