Rubbio
(Vicenza), 31 de diciembre de 1992
Última noche del año
El fin de los tiempos
“Dejaos instruir dócilmente
por Mí, hijos predilectos. En esta última noche del año, recogeos en la oración
y en la escucha de la palabra de vuestra Madre Celestial, Profetisa de estos
últimos tiempos.
No paséis estas horas en el
estrépito y en la disipación, sino en el silencio, en el recogimiento, en la
contemplación.
Os he anunciado varias veces
que se aproxima el fin de los tiempos
y la venida de Jesús en gloria. Ahora quiero ayudaros a comprender los signos descritos en la
Divina Escritura, que indican que ya está próximo su retorno
glorioso.
Estos signos están
claramente indicados por los Evangelios, y las Epístolas de San Pedro y San
Pablo, y se están realizando en estos años.
–El primer signo es la difusión de los
errores que llevan a la pérdida de la fe y a la
apostasía.
Estos errores son propagados
por falsos maestros, y por célebres teólogos que ya no enseñan la Verdad del
Evangelio, sino perniciosas herejías, basadas en errados y humanos
razonamientos.
Y es a causa de la enseñanza
del error, que se pierde la verdadera fe y se difunde por todas partes la gran
apostasía.
“Estad atentos y no os
dejéis engañar. Porque muchos tratarán de engañar a una multitud. Vendrán falsos
profetas y engañarán a muchísimos”. (Mt. 25,5-9)
“El día del Señor no vendrá
antes de que se haya producido la gran apostasía”. (“Ts.
2,3)
“Habrá entre vosotros falsos
maestros. Intentarán difundir herejías desastrosas y se pondrán, incluso, en
contra del Señor que les ha salvado. Muchos los escucharán y vivirán como ellos
una vida inmoral. Por su culpa, la fe cristiana será despreciada. Por el deseo
de riqueza os engañarán con razonamientos equivocados”. (Pt.
2,1-3)
–El segundo signo es el estallido de guerras y
luchas fratricidas que
llevan al predominio de la violencia y del odio y a un general enfriamiento de
la caridad, mientras se hacen cada vez más frecuentes las catástrofes naturales
como epidemias, carestías, inundaciones y
terremotos.
“Cuando oigáis hablar de
guerras, próximas o lejanas, no tengáis miedo; es necesario que esto
ocurra.
Los pueblos combatirán los
unos contra los otros, un reino contra otro reino. Habrá carestías y terremotos
en muchas regiones. Todo esto será sólo el inicio de sufrimientos
mayores.
El mal estará tan difundido
que el amor de muchos se enfriará. Pero Dios salvará al que persevere hasta el
fin”. (Mt. 24,6-12).
–El tercer signo es la persecución
sangrienta de aquellos
que se mantengan fieles a Jesús y a su Evangelio y permanezcan firmes en la
verdadera fe. Entretanto, el Evangelio será predicado en todas partes del
mundo.
Pensad, hijos predilectos,
en las grandes persecuciones a que viene sometida la Iglesia y en el celo
apostólico de los últimos Papas, sobre todo, de mi Papa Juan Pablo II llevando a
todas las naciones de la tierra el anuncio del
Evangelio.
“Seréis encarcelados,
perseguidos y matados. Seréis odiados por todos por Mi causa. Entonces muchos
abandonarán la fe; se odiarán y se
traicionarán el uno al otro. Entretanto será predicado el Evangelio del
Reino de Dios en todo el mundo; todos los pueblos lo
escucharán.
Y entonces vendrá el fin”.
(Mt. 24,9-10).
–El cuarto signo es el horrible
sacrilegio, realizado por aquél que se opone a Cristo, esto es por el
Anticristo. Entrará en el templo santo de Dios y se sentará sobre su trono
haciéndose adorar a sí mismo como Dios.
“Éste vendrá a oponerse
contra todo lo que los hombres adoran y llaman Dios. El malvado vendrá con la
potencia de Satanás, con toda la fuerza de falsos milagros y de falsos
prodigios. Hará uso de todo género de engaño maligno para hacer el mal”. (2Ts.
2,4-9)
“Un día veréis en el lugar
santo a aquél que comete el horrible
sacrilegio. El profeta Daniel ha hablado de él. El que lee, que entienda”.
(Mt. 24,15).
Hijos predilectos, para
comprender en qué consiste este horrible
sacrilegio, leed cuanto está predicho por el profeta
Daniel.
“Anda Daniel, estas palabras
deben permanecer ocultas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán
purificados, blanqueados y acrisolados; pero los impíos continuarán obrando
impíamente. Ninguno de los impíos entenderá estas cosas, pero los sabios
comprenderán.
Ahora bien, desde el tiempo
en que será abolido el sacrificio perpetuo y será erigida la abominación de la
desolación, pasarán mil doscientos noventa días. Dichoso el que espere con
paciencia y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. (Dn.
12,9-12).
La Santa Misa es el
sacrificio perpetuo, la oblación pura que es ofrecida al Señor en todas partes
desde la salida del sol hasta el ocaso.
El sacrificio de la Misa
renueva el llevado a cabo por Jesús en el Calvario. Acogiendo la doctrina
protestante, se dirá que la Misa no es un sacrificio, sino tan sólo la santa
cena, esto es, el recuerdo de lo que Jesús hizo en su última cena. Y así será
suprimida la celebración de la Santa Misa. En esta abolición del sacrificio
perpetuo consiste el horrible
sacrilegio, llevado a cabo por el Anticristo, el cual durará tres años y
medio, es decir, mil doscientos noventa días.
–El quinto signo está constituido por los fenómenos
extraordinarios, que se
suceden en el firmamento del cielo.
“El sol se oscurecerá, la
luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas del
cielo se conmoverán”. (Mt. 24,29)
El milagro del sol, acaecido
en Fátima durante mi última aparición, quiere indicaros que ya habéis entrado en
los tiempos en los que se cumplirán estos acontecimientos, que os preparan al
retorno de Jesús en gloria.
“Entonces se verá en el
cielo la señal del Hijo del Hombre. Todos los pueblos de la tierra se
lamentarán, y los hombres verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del
cielo con gran poder y majestad”. (Mt. 24, 30-31)
Mis predilectos e hijos
consagrados a mi Corazón Inmaculado, os he querido instruir sobre estos signos,
que Jesús en su Evangelio os ha indicado, para prepararos al fin de los tiempos, porque éstos se están
realizando en vuestros días.
El año que acaba y el que
empieza, forman parte del tiempo de la gran tribulación, durante la cual, se
difunde la apostasía, se multiplican las guerras, suceden en muchos lugares
catástrofes naturales, se intensifican las persecuciones, el anuncio del
Evangelio es llevado a todos los pueblos, ocurren fenómenos extraordinarios en
el cielo y se hace cada vez más próximo el momento de la plena manifestación del
Anticristo.
Ahora os invito a permanecer
fuertes en la fe, seguros en la esperanza y ardientes en la
caridad.
Dejaos llevar por Mí y
recogeos todos en el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado que Yo os he
preparado precisamente para estos últimos tiempos.
Leed Conmigo los signos de
vuestro tiempo y vivid en la paz del corazón y en la
confianza.
Yo estoy siempre con
vosotros, para deciros que la realización de estos signos os indica con
seguridad que está próximo el fin de los
tiempos, con el retorno de Jesús en gloria.
“De la higuera aprended esta
parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las primeras hojas
conocéis que está cerca el verano. Del mismo modo cuando veáis suceder estas
cosas sabed que vuestra liberación está cerca”. (Mt.
24,32-33).”
(Mensaje
de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal
Mariano)