miércoles, 4 de marzo de 2015
Novena...
Novena de la Gracia
ORIGEN DE ESTA DEVOCIÓN
Con
ocasión de adornar un altar en Nápoles para una fiesta de la Inmaculada
Concepción en 1633, cayó desde los andamios un martillo de dos libras
de peso que hirió mortalmente al Padre Marcelo Mastrilli, de la Compañía
de Jesús, destrozándole la sien derecha. De día en día llegó a
agravarse tanto su enfermedad, que iban a darle ya la Extremaunción,
pues era imposible administrarle el Viático, por no poder el enfermo ni
tomar una gota de agua. Pero cuando estaban pensando en esto, he aquí
que el P. Mastrilli, se levanta sano y bueno... La herida había
desaparecido, la cicatriz no se notaba, el Padre se sentía restablecido
de repente. Bien temprano celebró su misa y dio la comunión a muchas
personas que concurrieron a ver este prodigio.
Subió en seguida al púlpito, y por su propia voz explicó al pueblo de Nápoles el secreto. Viéndose herido y sin esperanza de vida, había hecho voto en honor de San Francisco Javier de ir a las Misiones de Indias, si le concedía la salud. La noche última se le había aparecido el santo animándolo a cumplir su voto y recibir el martirio en el Japón (como así sucedió). El P. Mastrilli prometió la especial ayuda del santo a cuantos le invoquen y también recomendó hacerle una novena.
Más tarde, el P. Alejandro Filipucci, también curado por el santo en 1658, compuso la novena y fijó como fecha para su realización del 4 al 12 de marzo (aniversario de su canonización), aunque puede hacerse en cualquier época del año. Desde entonces esta devoción se ha divulgado rápidamente por todas partes. Se la conoce con el nombre de Novena de la Gracia "por su grande y comprobada eficacia en las necesidades de la vida presente" (S. Pío X).
Los Romanos Pontífices han concedido 300 días de indulgencia por cada día de la novena, y una indulgencia plenaria al fin, si en alguno de estos días se ha confesado y comulgado y rogado por las intenciones de Su Santidad
Subió en seguida al púlpito, y por su propia voz explicó al pueblo de Nápoles el secreto. Viéndose herido y sin esperanza de vida, había hecho voto en honor de San Francisco Javier de ir a las Misiones de Indias, si le concedía la salud. La noche última se le había aparecido el santo animándolo a cumplir su voto y recibir el martirio en el Japón (como así sucedió). El P. Mastrilli prometió la especial ayuda del santo a cuantos le invoquen y también recomendó hacerle una novena.
Más tarde, el P. Alejandro Filipucci, también curado por el santo en 1658, compuso la novena y fijó como fecha para su realización del 4 al 12 de marzo (aniversario de su canonización), aunque puede hacerse en cualquier época del año. Desde entonces esta devoción se ha divulgado rápidamente por todas partes. Se la conoce con el nombre de Novena de la Gracia "por su grande y comprobada eficacia en las necesidades de la vida presente" (S. Pío X).
Los Romanos Pontífices han concedido 300 días de indulgencia por cada día de la novena, y una indulgencia plenaria al fin, si en alguno de estos días se ha confesado y comulgado y rogado por las intenciones de Su Santidad
HE AQUÍ LA NOVENA:
Por
la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Acto de contrición: Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
ORACIÓN
Amabilísimo
y amantísimo Santo: adoro con vos humildemente a la Divina Majestad y
le doy gracias por los singulares dones de gracia que os concedió en
vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico con todo el afecto de
mi alma, me consigáis, por vuestra poderosa intercesión, la gracia
importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis
la gracia especial que pido en esta novena. Y si lo que pido no
conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo
que para eso fuere más conveniente. Amén.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
ORACIÓN ATRIBUIDA A FRANCISCO JAVIER
Eterno
Dios, Criador de todas las cosas: acordaos qué Vos criasteis las almas
de los infieles haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.
Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, y vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Mirad, Señor, como en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud, y vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Oremos.
Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias
por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier:
concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos,
imitemos, también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro
Señor Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
Amén.
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