Evangelio del día.
Miércoles 3/MAY/17.
Jn 14, 6-14.
Santos Felipe y Santiago, apóstoles.
Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie va
al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi
Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo:
“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió:
“Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me
conocen? El que me ha visto ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos
al Padre’? ¿No crees, que yo estoy en el Padre y que el Padre está en
mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el
que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí
hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al
Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi nombre,
yo lo haré”.
Reflexión:
Hoy es la fiesta litúrgica de Felipe y Santiago, los dos apóstoles del
Señor. Es un día propicio para preguntarnos cómo anda nuestro
apostolado. Porque nosotros también somos apóstoles de Jesús y tenemos
la misión de evangelizar en el lugar donde nos encontremos, ya sea con
la palabra o con las obras. Este mundo tiene necesidad de apóstoles que
sean santos, que vivan lo que predican y que sean imitadores de Jesús.
Eso es lo que debemos ser nosotros: apóstoles de Cristo. Pero como nadie
da lo que no tiene, primero debemos profundizar en la oración para
encontrar allí al Señor y luego poder darlo a los demás; y recordar que
el motor del apostolado no es la acción sino la oración.
Pidamos a la Santísima Virgen que nos obtenga el Don del Espíritu Santo
que nos haga valientes apóstoles de Jesús en este mundo
descristianizado.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.