Evangelio del día.
Lunes 8/ENE/18.
Mc 1, 14-20.
Pescadores de hombres.
Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea.
Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha
cumplido: el reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena
Noticia”. Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a
su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran
pescadores. Jesús les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de
hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y
avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan,
que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los
llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los
jornaleros, lo siguieron.
Reflexión:
Nosotros católicos, somos todos también pescadores de hombres. Hemos
sido llamados por Jesús desde el momento de nuestro Bautismo para ser
apóstoles, para conquistar el mundo para Cristo. No es tiempo de
quedarse sin hacer nada u ocupado en las cosas del mundo, absorbidos por
el trabajo y las cosas de la tierra, sino que debemos guardar un lugar
para el apostolado, para llevar almas a Dios. Y lo hacemos
principalmente con la oración, cumpliendo muy bien nuestros deberes de
estado y también con la palabra oral o escrita y, sobre todo, con el
buen ejemplo, es decir, que con nuestro modo de vivir coherente con el
Evangelio de Jesús.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de entender que esta vida que
tenemos es la única, que no se repetirá, y que hay que aprovecharla para
hacer méritos y salvarnos nosotros y ayudar a salvar a nuestros
hermanos.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.