TERMINANDO EL DÍA
Dar gracias.
Tenemos que dar gracias a Dios por este día que hemos vivido y que ya está terminando. Y si en él nos hemos mantenido en gracia de Dios, sin cometer faltas graves, doblemente debemos agradecer al Señor porque es por su cuidado sobre nosotros, que no hemos pecado gravemente.
Y si en este día nos hemos enojado a disgustado con alguien o por algo, no nos quedemos enojados hasta el amanecer de mañana, sino que, como dice la Escritura, nuestro enojo no debe pasar más allá de la puesta del sol, porque de lo contrario se convertirá en rencor, nos amargará la vida, nos quitará la paz y seremos infelices ya en este mundo.
Y si tenemos que hablar o tratar algún tema delicado, en lo posible dejémoslo para mañana, porque a la noche una está cansado, y es proclive a los malos entendidos o disputas. Mejor esperar al alba, cuando estemos bien descansados.