domingo, 13 de septiembre de 2015
Caridad...
Tema de hoy
Caridad para todos.
Uno
de los engaños en los que podemos caer en nuestra vida cristiana, es el
creer que con sólo amar a Dios, a Cristo, ya estamos salvados. Pero hay
que saber que el amor a Dios debe ir acompañado, necesariamente, del
amor al prójimo, a TODOS los prójimos, sin excepción. Porque Dios quiere
que seamos compasivos y misericordiosos con quienes nos necesiten, y
¡ay de nosotros si somos duros con los hermanos!, porque no se puede
decir que uno ama a Jesucristo, si no ama al vecino que tiene al lado, o
a quien viene a pedirle un pan a la puerta de la casa.
Nada
nos hace lícito el ser duros con los hermanos, y mucho menos el que nos
encontremos en la verdadera religión, que es la católica, nos da
derecho a despreciar y odiar a nadie, porque Dios es el Padre de todos
los hombres, y quiere que entre ellos reine el amor y la concordia.
En
definitiva es lo de siempre: no somos capaces de hacer coincidir el ser
cristiano con el ser bueno, porque de ello se trata la verdadera
religión católica: ser buenos con todos, buenos y justos, pero también
misericordiosos como lo es Dios.
Pensemos
en esto porque no pocas veces nos decimos cristianos, y amamos mucho a
Jesús, pero en la práctica somos duros con los pobres, los necesitados, e
incluso con nuestros enemigos, a quienes odiamos en lugar de amarlos
como nos manda el Señor.
Si
no hacemos así, si no seguimos las enseñanzas del Evangelio, entonces
nunca seremos verdaderos discípulos de Jesús, porque Él ha enseñado la
caridad para con todos, sin excepción.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!
¡Sin pecado concebida!
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