Evangelio del día.
viernes 9/FEB/18.
Mc 7, 31-37.
Todo lo ha hecho bien.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el
mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le
presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos
en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los
ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y
en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a
hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a
nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el
colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los
sordos y hablar a los mudos”.
Reflexión:
Decían de Jesús: “Todo lo ha hecho bien.” A recibir ese elogio debemos
aspirar nosotros, pero no tanto de los hombres sino de Dios. ¡Qué
hermoso que Dios esté contento con nosotros! Si Dios está contento con
nuestro actuar, ¡qué importa todo lo demás! Por lo tanto debemos obrar
conforme a la Voluntad de Dios, manifestada en los mandamientos, en los
consejos de Jesús en el Evangelio, y cumplir con fidelidad y amor los
deberes del propio estado. Si hacemos así, Dios y los hombres al final
nos podrán decir: “Todo lo ha hecho bien.”
Pidamos a la Santísima Virgen que aprovechemos las cosas simples de todos los días para ser santos.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.