Evangelio explicado
Mt 4, 17-22.
Los primeros discípulos.
Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “Arrepentíos porque
el reino de los cielos está cerca.” Caminando junto al mar de Galilea
vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés su hermano, que
echaban la red en el mar, pues eran pescadores, y díjoles: “Venid en pos
de Mí y os haré pescadores de hombres.” Al instante, dejando las redes,
le siguieron. Pasando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago hijo
de Zebedeo y Juan su hermano, en su barca con Zebedeo su padre, que
estaba arreglando sus redes, y los llamó. Ellos al punto, abandonando la
barca y a su padre, le siguieron.
Comentario:
Es interesante notar que Jesús llama a sus cuatro primeros discípulos
que son todos pescadores, indicando con ello que cuentan con la
paciencia y destreza necesaria para que no se escape la pesca. Así
deberán ser también en la pesca de hombres, que son, como los peces,
huidizos, y se los puede asustar con una mala maniobra de la red, con
una mala maniobra en el apostolado.
Entonces, aunque los apóstoles no estaban formados para la misión,
tenían los dones naturales necesarios para llegar a ser grandes
pescadores de almas.
Nosotros también hemos sido elegidos por el Señor, cada uno según su
capacidad natural, pero el Señor se irá encargando de formarnos de tal
manera de hacer de lo natural nuestro algo perfeccionado con lo
sobrenatural, y así seremos buenos apóstoles del Reino de Dios.
Por eso es tan importante que haya una buena naturaleza para que sobre
ella actúe la gracia, ya que la gracia supone la naturaleza y la eleva.
Nosotros tenemos dones naturales y destrezas, solo falta que nos dejemos
perfeccionar por la gracia de Dios para llegar a ser grandes apóstoles.