Matar el error, amar al que yerra
El demonio existe.
El demonio existe. Si se niega la existencia del demonio, se está
negando toda la historia de la salvación, e inútilmente vino Cristo al
mundo. Porque debemos saber que Jesucristo nos vino a salvar, ¿de
quién?, del demonio, de sus garras mortíferas, y ahora, el que quiere,
puede vencerlo y alcanzar el Paraíso.
Pero uno de los mayores logros del diablo en la actualidad es haber
hecho creer al mundo que él no existe, o incluso que sí existe pero es
simpático e inofensivo.
¡No! El demonio existe, es un ser personal, y no es uno solo sino que
son un número imposible de imaginar por la mente humana. Y son crueles y
sanguinarios, no todos en la misma medida, pero sí todos diabólicamente
malvados.
El diablo propone a los hombres bienes materiales y felicidad en este mundo, pero a cambio de una eternidad de horrores.
¡Pobrecitos los que ceden a sus invitaciones, los que están en sectas
satánicas, y los que simplemente adoran algo que no es Dios, ya sea el
dinero, el placer, los honores, etc.!
Es tiempo de despertar de este engaño pavoroso que ha tenido el Maligno
sobre la humanidad, haciéndole creer que él no existe, porque de que nos
despertemos y entablemos el buen combate, depende en gran parte la
suerte de este mundo y de los hombres, ya que los demonios,
paulatinamente nos están llevando al abismo de donde no se sale, y por
eso debemos despertar lo antes posible y empuñar las armas efectivas
contra ellos, que son la oración, la penitencia, la vigilancia, la
mortificación, el sufrimiento, los sacramentales y los sacramentos.