CATECISMO PARA NIÑOS
Hablemos de Dios a los niños.
“No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios”, respondió el Señor al demonio en el desierto, afirmando con
ello que el hombre no es solo cuerpo, sino que también tiene un alma y
una inteligencia que debe alimentar con la gracia y con la Verdad.
Entonces es bueno que tratemos de que a nuestros hijos no les falte nada
de lo material. Pero muchos padres se quedan solo en esto y no se
ocupan y preocupan por el alma de sus criaturas, cumpliendo así muy
deficientemente su función de guías hacia el Cielo, hacia la santidad.
Los niños tienen hambre de verdad, y lo comprobamos especialmente cuando
llega la edad de los porqués. Tenemos que aprovechar este tiempo para
explicarles una y mil veces la bondad de Dios, el amor que les tiene y
todas las cosas que conocemos y que recordamos del catecismo.
Es bueno que los padres se formen mejor para poder guiar a sus hijos en
el camino de la fe. Pero no hace falta ser eruditos en catecismo, sino
más bien en amar mucho a Dios, frecuentar los sacramentos y hacer
visitas a Jesús en el Sagrario, ya que así tendremos un conocimiento más
experimental de Dios, que es lo que hace más falta que el conocimiento
teórico.
Hay que poner mucho amor al transmitir la verdad a nuestros hijos, y esto no nos costará porque verdaderamente los amamos.