martes, 23 de abril de 2013

Nuestro Pastor...


¿Quieres ser nuestro pastor, Señor?

Gracias, Señor, por conducirme hacia valles tranquilos,
mi alma, y también mi corazón, cuando de Ti
necesitan un poco de paz y de sosiego.

Gracias, Señor, porque me siento uno de los tuyos.
Porque no soy ni más ni menos importante que los demás.
Porque, aún siendo amigo tuyo,
camino junto a muchos de mis hermanos
para conocerte y verte cada día más cerca.
¿Me dejas, Señor, seguirte?
¿Me aceptas a pesar de desviarme de tus senderos?
¿Me amas aún a sabiendas de que me distraigo
con otros pastos y que bebo de otras fuentes?

Gracias, Señor, porque me aceptas como soy.
Porque, Tú Buen Pastor, animas al sano,
pero también recoges y esperas al herido
Porque empujas al que puede andar por sí mismo
y cargas, sobre tus hombros, al que no puede
o no quiere avanzar, exhausto o desencantado.
¿Quieres, Señor, conocerme?
¿Aceptas, Señor, mi interior confuso y convulsionado?

Mira, Señor, que aún siendo de los tuyos,
aún siendo oveja de tu rebaño,
con mis palabras y acciones
a veces tengo la sensación de dispersar
lo que Tú, con mano providente y pacientemente,
unes en el amor, la vida y la caridad.
¿Me permites, Señor, conocerte?

Hoy, Señor, te confieso que quiero seguirte.
Que quiero formar parte de tu equipo.
Que, lejos de ser un borrego,
quiero tener el criterio que nace del Evangelio.
Que quiero dejarme llevar por la Gracia de Dios,
para que no me arrastren los vientos del mundo.

Hoy, Señor, Buen Pastor de toda mi existencia,
quiero darte las gracias porque das tu vida por mí.
Porque ante Ti no puedo esconderme.
Porque respetas mi libertad para seguirte.
Porque tu voz es potente, nítida y única.

Gracias, Señor, porque Tú, Buen Pastor,
conoces mejor que yo
aquello que para mis días
más o menos me convienen.
Amén.

P. Javier Leoz


lunes, 22 de abril de 2013


Jesus, the Good Shepherd prototype

The figure of the Good Shepherd calls us to:
-Be less chiefs and pastors of the Church.
-Ask God we need more pastors
in the Church and less heads in church.
-A not put excessive weight on the shoulders of others
load and, when necessary, to one who, perhaps,
is a little tired.
-A not content with those around, and yes,
out of our circle with courage, to recover,
while those who were lost, we lost,
or let them escape.

The figure of the Good Shepherd urges us to:
-Not being church officials and other persons
they want to be happy carrying the message of Jesus.
-Look into the eyes of those who, perhaps, have forgotten
or marginalized because we were uncomfortable
or prophetic for our lives.
-Make a greater effort in knowledge, and less
in judgments on those who from our position
privileged, punished with the whip of indifference.

The figure of the Good Shepherd leads us to:
-Ask for those who perhaps are immersed
in thousand solitudes, the edge of the "crash" personal
or a "break existential".
-To be concerned by that the veto put him in our fold.
-Healing the wounds caused by the excessive hardness
arch with one or ... the softness and consent
the same staff with others.

The figure of the Good Shepherd teaches us:
-Saving people, with specific names,
living conditions of orphans and disappointment,
of apathy or indifference.
-To understand and release (not dig) in the personal stories
of those who live under the weight of them.
If God forgives us ... why not?
-To give life, in gestures and words, decisions and closeness,
not the few that may overshadow the reality where I live,
but also, for those that have been forever
some doors.

The figure of the Good Shepherd invites us to:
-Put less effort into activities, meetings and delegations ....
more interested and for those pastors giving all
of his life, are at the edge of many cliffs.
-Close the umbrella of so many ideas that people spend,
and who stay on the table and ... to travel many roads
that lead to these people, their circumstances,
and its reality.
-Build a Church where, really, feel the presence
Good Shepherd by the testimony, the word, interest,
closeness, understanding, etc.., through those pastors
speaking acting on their behalf.

P. Javier Leoz


El Buen Pastor...


Jesús, prototipo del buen pastor

La figura del Buen Pastor nos interpela a:
-Ser menos jefes y más pastores de la Iglesia.
-Pedir a DIOS que necesitamos más pastores
en su Iglesia y menos jefes en la iglesia.
-A no poner excesivo peso en los hombros de los demás
y a cargar, cuando haga falta, con aquel que, tal vez ,
está un poco cansado.
-A no conformarnos con aquellos que están alrededor, y sí,
a salir de nuestro círculo  con valentía, para recuperar,
a los que hace tiempo se perdieron, los perdimos,
o los dejamos escapar.

La figura del Buen Pastor nos urge a:
-No ser funcionarios eclesiales y sí personas
que quieren ser felices llevando el mensaje de Jesús.
-Mirar a los ojos a los que, tal vez, hemos olvidado
o marginado porque nos resultaban incómodos
o proféticos para nuestra vida.
-Realizar un esfuerzo mayor en el conocimiento, y menos
en los juicios, sobre aquellos a los que desde nuestra posición
privilegiada, castigamos con el látigo de la indiferencia.

La figura del Buen Pastor nos empuja a:
-Preguntar por aquellos que, tal vez, se encuentran inmersos
en mil soledades, al borde del “crac” personal,
o de una “ruptura existencial”.
-Interesarnos por aquel al que le pusimos veto en nuestro redil.
-Curar las heridas producidas por la excesiva  dureza
del cayado con unos o... por la blandura y el consentimiento
del mismo cayado con otros.

La figura del Buen Pastor nos enseña a:
-Salvar a personas, con nombres y apellidos concretos,
que viven circunstancias de orfandad y de decepción,
de pasotismo o indiferencia.
-A comprender y liberar (no indagar) en las historias personales
de aquellos que viven bajo el peso de ellas.
Si Dios perdona… ¿nosotros por qué no?
-A dar la vida, en gestos y palabras, en decisiones y cercanía,
no a los pocos que tal vez eclipsan la realidad donde vivo,
sino también, por aquellos otros que han visto para  siempre
algunas puertas.

La figura del Buen Pastor nos  invita a:
-Poner menos empeño en actividades, reuniones y delegaciones....
y a interesarnos más por aquellos pastores que dando el todo
de su vida, se encuentran al borde de muchos precipicios.
-Cerrar el paraguas de tantas ideas que gastan a las personas,
y  que se quedan sobre la mesa y... a recorrer muchos caminos
que nos llevan a esas personas, a sus circunstancias,
y a su realidad concreta.
-Construir una Iglesia donde, de verdad, sintamos la presencia
del Buen Pastor por el testimonio, la palabra, el interés,
la cercanía, la comprensión, etc., a través de aquellos pastores
que hablan actúan en su nombre.

P. Javier Leoz


domingo, 21 de abril de 2013


Return to start

Jesus Falls.
The Lord wanted to fall on the way to Calvary, to give us an example that we in life, while carrying the cross after Jesus, we also falls, and many times it will seem impossible to get up, and even not infrequently we will have none that we help.
But never the test may be beyond our strength, and if the temptation is ten, God takes ten or even more, just in us wanting to accept that help.
When we fall down on the road of life, we become adults in the faith, because we understand firsthand what it means to bite the dust and be thrown to the ground, dejected and defeated. So we better understand those who have stopped on the way, those who have left, and then we become wise and good, compassionate with everyone, because we know firsthand how difficult it is life.
The important thing is that the end of our days we have a compassionate heart and can sympathize. And if we have no evidence and falls in life, we risk to remain indifferent to the brothers, and believe us-powerful, without the help of God and neighbor.
Also, when you experience the falls, also pray every day for those who have fallen, to have strength to get up and continue the road to Heaven, since no path of flowers leads to glory.


Volver a empezar...


Vuelve a empezar  

Caídas de Jesús.
El Señor quiso caer en el camino al Calvario, para darnos ejemplo de que nosotros en la vida, mientras llevamos la cruz tras Jesús, tendremos también caídas, y muchas veces nos parecerá imposible levantarnos, e incluso no pocas veces no tendremos a nadie que nos ayude.
Pero nunca la prueba puede ser superior a nuestras fuerzas, y si la tentación es de diez, Dios da diez e incluso más, sólo que está en nosotros querer aceptar esa ayuda.
Cuando caemos por tierra en el camino de la vida, nos hacemos adultos en la fe, porque entendemos en carne propia lo que significa morder el polvo y estar tirados por tierra, abatidos y derrotados. Así comprendemos mejor a quienes se han detenido en el camino, los que lo han abandonado, y entonces nos hacemos prudentes y buenos, compasivos con todos, porque sabemos en carne propia lo difícil que es la vida.
Lo importante es que al fin de nuestros días tengamos un corazón misericordioso y capaz de compadecerse. Y si no tenemos pruebas y caídas en la vida, corremos el riesgo de seguir siendo indiferentes para con los hermanos, y creernos todopoderosos, y sin necesidad de la ayuda de Dios ni del prójimo.
También, al hacer experiencia de las caídas, rezaremos también todos los días por quienes han caído, para que tengan fuerza de levantarse y continuar el camino hacia el Cielo, ya que ningún camino de flores conduce a la gloria.

sábado, 20 de abril de 2013

Ojos del corazón...


Mirar con los ojos del corazón

¡Qué diferente sería nuestro mundo
si mirásemos con los ojos del corazón!
Si así lo hiciésemos, nos daríamos cuenta
de las cosas que suceden a nuestro
alrededor y normalmente no vemos,
quizás nuestros rencores del pasado
serían suavizados por nuestra forma de ser,
y todo lo veríamos desde otra perspectiva,
con mucho más bondad, incluso para
quien tanto daño nos hizo.

Si mirásemos con los ojos del corazón
quizás aún estaríamos bien con aquella
persona que dijo ser amiga y que nos falló,
o estaríamos mejor en la relación
con nuestras familias.
¡Quizás incluso estaríamos dispuestos
a conceder segundas oportunidades!

Muchas veces vamos por la calle creyendo ver,
pero realmente no vemos nada, sólo lo que está
frente nosotros; caminamos sin percatarnos de nadie,
salvo que nos tropecemos con una persona.
No acostumbramos a mirar y observar
a la gente, salvo que sea para echar
una miradita a ver qué llevan puesto.
Eso es mirar con los ojos, porque cuando tus ojos
se posan sobre el niño que mendiga o el anciano
que no puede cruzar la calle solo, y le ayudas,
estás mirando con el corazón.

Si nos detuviésemos unos minutos en el diario
trajín de nuestra vida, quizás hasta seríamos
más felices, los recuerdos no nos dolerían tanto
y los rencores se nos apocarían porque nuestra
luz interior sería mucho más resplandeciente
que el oscuro resentimiento, ese que debe estar
lejos de nuestra vida, que no nos hace nada bien
y contamina el maravilloso mundo
que tenemos ante nuestros ojos.

Al pensar en nuestro sufrimiento y en lo que cuesta
levantarnos de una decepción, siempre estamos
pensando en nosotros mismos.
Nos sumergimos tanto en nuestras propias penas
y tristezas que creemos que nadie sufre
más que nosotros, y no es así, hay personas
que no tienen nada, hombres que se fueron
dejando tirada a una mujer con sus hijos y viceversa.

También están aquellas personas que no saben
lo que es el descanso, que no saben estar enfermos
porque eso es un lujo que no se pueden permitir
y que aun así dan gracias por tener lo poco y nada que tienen.
Personas que saben acariciar a sus hijos con amor
y abnegación, quizás no vistan a la última moda
y desconocen lo que es vivir en cama caliente
cuando el frío azota el cuerpo.

También está el niño que mendiga una moneda,
y cuando se lo das te devuelve una sonrisa,
es que te miró con su corazón; no vio
lo que llevabas, sólo vio tu bondad
y generosidad, a su vez, tú te sentiste muy bien.
Eso es mirar con ojos verdaderos, las cosas más sencillas
del mundo son las que más alegrías aportarán a tu vida.
Nunca es tarde para aprender a volver empezar,
para hacer las cosas de otro modo al que lo hicimos
hasta ahora; tampoco es tarde para comprender
que aún nos podemos mirar al espejo y sonreír
por despertar sanos y contentos; no es demasiado
tarde para comprender que todo lo podemos superar,
que por muy grande que sea la tristeza de
nuestro corazón, somos plenamente capaces
de revertir las situaciones que nos son adversas.

Cada año y cada mes de nuestras vidas,
siempre habrá pérdidas y ganancias de toda índole.
Sepamos enfrentar todo sin rencor, sin rabia,
aprender el lenguaje secreto de nuestro corazón,
ese que te dice como son las cosas,
ese que presiente, que siente y vive dentro de ti...
Depende de cada cual, de si queremos mirar la vida
con ojos de la indiferencia, o con ojos llenos de bondad.
De cada uno de nosotros depende cambiar el rumbo
a nuestras vidas y a los que nos rodean.
Sólo tú puedes cambiar tu propia vida,
y puedes hacerlo para beneficio de otras vidas.

La triste realidad es que por nuestra indiferencia,
por no querer cambiar, nuestros rencores viven
eternamente en nuestro interior, trayéndonos lo malo,
la envidia, el desear lo que otros tienen,
los pensamientos negativos, que muy pronto cambiarían…

¡Si tan sólo por un minuto, mirásemos con los ojos del corazón!
No seamos indiferentes ante la vida, ante la pobreza
y la desolación de nuestros amigos o familias…
No nos envenenemos con malos pensamientos.

viernes, 19 de abril de 2013

Partículas del Evangelio...


Partículas de Evangelio

Podemos perderlos. 
Quítenle, por tanto, el talento y dénselo al que tiene los diez talentos. (Mt 25, 28). 
Comentario: 
Si no hacemos fructificar los dones y talentos que el Señor nos ha regalado, corremos el riesgo de perderlos para siempre. Lo mismo puede ocurrir si al haber recibido un don espiritual, para ponerlo al servicio de los hermanos y de la Iglesia, nos apropiamos de él como dueños absolutos, o lo utilizamos en beneficio nuestro tratando de lograr ganancias materiales con él.
Por eso tenemos que ser prudentes y de buena voluntad, y hacer producir los dones que el Señor, benignamente nos ha concedido.
Siempre tenemos que practicar la humildad porque los dones y gracias que hemos recibido no son nuestros, sino que es Dios su dueño, y si nos los ha confiado, no es para que los malgastemos o hagamos mal uso de ellos, sino para ponerlos al servicio de la comunidad.
¡Ay de nosotros si no somos capaces de usar bien ese don de Dios!
Jesús, María, os amo, salvad las almas.