Partículas de Salmos
Raíz de todos
los males.
También tu siervo
es iluminado por ellos, y en su observancia halla gran galardón. Mas ¿quién es
el que conoce sus defectos? Purifícame de los que no advierto. Preserva a tu
siervo, para que nunca domine en mí la soberbia. Entonces seré íntegro, y estaré
libre del gran pecado. (Salmo 18,
12-14).
Comentario:
La soberbia es la raíz de todos los males
y pecados, y por eso debemos pedir a Dios que nos libre de ella. Fue el pecado
de Lucifer, y fue también el pecado de Adán y Eva, y en la raíz de todo pecado,
la encontramos.
Por eso tenemos que trabajar
constantemente la virtud de la humildad, que es la opuesta a la soberbia, y es
la base de todo el edificio espiritual.
Ojalá Dios nos dé la gracia de conocernos
a nosotros mismos. Es un gran don éste de conocerse a sí mismo, de descubrir los
propios defectos, porque quien no sabe que está enfermo, no se da prisa en
curarse ni toma las medicinas apropiadas. Entonces si Dios nos da la gracia de
revelar a nuestra inteligencia los defectos que tenemos, podremos poner el hacha
en la raíz y cortar todo árbol que es maligno.
La vida del cristiano consiste en ser
santo, y para serlo hay que cumplir cada vez mejor los diez
mandamientos.
Debemos huir de la soberbia como de una
peste, porque ella es semillero para todos los demás pecados, y es el pecado que
más detesta Dios, y con el que más nos asemejamos al demonio.
¡Bendito sea
Dios!
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