Partículas de Salmos
Oración.
Hallen favor ante Ti estas palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón, oh Yahvé, Roca mía y Redentor mío. (Salmo 18, 15).
Comentario:
Si queremos que Dios nos escuche en la oración, nosotros tenemos que escuchar también a Dios, para seguir y cumplir lo que Él nos manda. Por eso cuando más fieles seamos a Dios, tanto más Él nos escuchará nuestros ruegos, y nos contentará en todo. Y si a veces no nos concede el don que le pedimos, por justos motivos suyos que comprenderemos más adelante o en la eternidad, siempre la oración obtiene gracias y dones, si no los que pedimos, al menos otros más necesarios para nosotros y para los que amamos.
A veces no sabemos qué pedir a Dios. Pero debemos ofrecerle nuestro corazón y que Él vea qué es lo que hay en él, sus deseos y anhelos. Porque Dios conoce más profundamente nuestro corazón de lo que lo conocemos nosotros mismos, y sabe de qué tenemos necesidad, sin que medie palabra.
Confiemos en Dios y cuando pidamos algo, creamos en el interior que ya lo hemos obtenido, y lo alcanzaremos realmente, como el mismo Cristo nos ha dicho en su Evangelio.
Si no escuchamos a Dios, entonces Él tampoco nos escuchará a nosotros en la oración. Y escuchar quiere decir oír con atención su Palabra y ponerla por obra, es decir, vivir en gracia de Dios.
¡Bendito sea Dios!
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