TERMINANDO EL DÍA
Recemos de
noche.
Es en la noche cuando se cometen más pecados, y es en la
noche cuando hay que rezar para reparar por tanta maldad.
Quien pueda rezar algo después de la cena, tanto mejor,
porque contribuirá a reparar por los pecados de los hombres. También Cristo
rezaba especialmente a la noche hasta la madrugada. Nosotros quizás no podemos
hacerlo, pero al menos cuando nos despertemos en la noche, elevemos una sencilla
oración a Dios, hasta que nos volvamos a dormir. Y quien se anime, o sufra de un
poco de insomnio, que aproveche la noche para rezar, que es la mejor reparación
que se ofrece a Dios.
Si hacemos así, con nuestras oraciones nocturnas tal vez
obtengamos la enmienda de muchos pecadores que, al levantarse al día siguiente,
harán el propósito de enmendarse y comenzar una nueva vida.
Recemos cuando podamos, ya sea en el día o durante la noche,
pero sepamos que nuestra oración es muy valiosa a los ojos de Dios y nos obtiene
muchísimas gracias y favores celestiales y materiales a nosotros, a quienes
amamos, y también al mundo entero.
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