El Reino de Cristo llegará a la tierra con la segunda venida
de Jesús. Pero antes de ello y como preparación, tendremos que pasar, el mundo y
la Iglesia, por la Purificación, la Gran Tribulación y el
Castigo.
Ojalá no habláramos de este tema. Pero si la Virgen nos lo
propone y nos desvela el futuro, es para que nos preparemos concienzudamente a
estos acontecimientos. Es una gran misericordia que el Cielo nos revele estas
cosas, para que no nos tomen desprevenidos, y así podamos entender un poco lo
que está sucediendo en el mundo.
Así como Cristo, para resucitar, tuvo que pasar por la cruz y
la muerte; así también el mundo y la Iglesia deberán pasar por una aparente
muerte para llegar a los cielos nuevos y a la tierra nueva que nos promete Dios,
es decir, el Reino de Dios en el mundo.
Pero según sea nuestra respuesta a los pedidos que nos hace
la Santísima Virgen, de rezar y hacer sacrificios, así será también el grado de
dificultad que tendremos en estos acontecimientos, porque si la Virgen nos habla
es porque todavía hay tiempo y modo de evitar, o al menos atenuar un poco las
acontecimientos y los sufrimientos.
No nos durmamos y estemos atentos, porque hoy más que nunca
el Señor llegará a la hora menos pensada. Y sabemos que la Gran Babilonia (que
según algunos es toda la tierra), es destruida en una hora con fuego que cae del
cielo.
Pero no tengamos miedo si vivimos en gracia de Dios, si nos
hemos consagrado al Inmaculado Corazón de María y si rezamos todos los días el
Rosario.
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