Tema de hoy
La Sabiduría.
Todos los santos han sido sabios, es decir, han poseído la Sabiduría. No ciertamente la sabiduría de este mundo, pues ésta se opone a la Sabiduría de Dios. Esta última sí la poseyeron ellos, porque vivieron en gracia de Dios, es decir, que tenían a Dios consigo, y quien tiene a Dios con él, tiene también su mismo pensamiento, su Sabiduría.
En cambio la sabiduría terrena es opuesta a la Sabiduría de Dios. La sabiduría mundana, también llamada satánica, nos hace despreciar los caminos de Dios, los Mandamientos de Dios, y nos empuja a querer gozar de todo y vivir esta vida como si fuera la única y como si después de la muerte no hubiera ni Cielo ni Infierno eternos. En el mundo hay muchos sabios según esta sabiduría, que son eruditos y peritos en muchas ciencias, pero no saben la Ciencia, es decir, lo que se debe hacer para alcanzar el Cielo. Entonces podemos ver tal vez a un niño sencillo o a un pobre aldeano, que es superior a un científico o poderoso, pues estos últimos no saben lo principal, es decir, qué deben hacer para salvarse y la voluntad de realizarlo.
La sabiduría del mundo usa la mentira para sus fines; en cambio, la Sabiduría divina va con la Verdad y detesta la mentira.
Pidamos el Don de la Sabiduría, que es uno de los Siete Dones del Espíritu santo, y merezcámoslo con una vida recta, agradable a los ojos de Dios, es decir, en gracia, en amistad con Dios y, aunque el mundo no nos reconozca como “grandes”, seremos grandes a los ojos de Dios, que eso es lo que importa.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!
¡Sin pecado concebida!
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