Mensaje de conversión
La misión
22-1-84 26
Estoy viendo permanentemente la ceguera de otros pueblos ante la
advertencia de Dios, por eso sé que vosotros vais a hacer mucho para
estar con Cristo Jesús. Sé que lo lograréis con vuestro empeño.
Leed: Hechos C. 26, V. 16-17-18
16 Levántate y permanece de pie, porque me he aparecido a ti para
hacerte ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquéllas en
que Yo me manifestaré a ti.
17 Te libraré de los Judíos y de las naciones paganas. A ellas te envío
18 para que les abras los ojos, y se conviertan de las tinieblas a la
Luz y del imperio de satanás al verdadero Dios, y por la fe en Mí,
obtengan el perdón de los pecados y su parte en la herencia de los
santos.
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás)
Comentario:
En otros lugares del mundo donde se han dado los mensajes de María
invitando a la urgente conversión, no hubo la respuesta que quiere el
Señor. Pero en Argentina la Virgen es bien recibida y esta nación tiene
una misión especial en la historia de la salvación. Así como el Señor
elige lo que no vale para confundir a lo que vale, así también eligió a
Argentina para que lleve el mensaje de María hasta los más escondidos
rincones del mundo. Al Señor le gusta dar participación en su misión a
las regiones despreciadas por muchos; y así fue que Él mismo vivió en
Nazaret, en Galilea, lugares despreciados por los judíos del Templo. Se
puede decir que Argentina no es muy apreciada por los países poderosos,
pero Dios y María la han elegido para una gran misión. Dios hace lo que
quiere y puede enriquecer de dones a quien quiere, cuando quiere y como
quiere, y así ha elegido a Argentina para que sea luz del mundo a través
de los mensajes de María del Rosario en San Nicolás, provincia de
Buenos Aires, República Argentina. Pero esta elección del Señor comporta
una gran obligación de ser cada vez mejores y estar a la altura de la
elección, con una firme voluntad de ser santos y de evangelizar toda la
tierra. Seamos o no argentinos, esta es la misión de todo cristiano. No
seamos como Jonás y aceptemos la misión que Dios y la Virgen nos
encomiendan.
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