Rayos de Fe
Dios es el Ser y el Amor.
Dios es uno en su esencia, en su omnipotencia y en todas sus
perfecciones. Dios es el Ser, el que Es. Su esencia es existir. Él
existe siempre, siempre existió y siempre existirá. De Él vienen todos
los demás seres que existen, de Él tomaron la existencia, por eso Dios
es el Ser necesario, porque sin Él, nada puede existir.
Dios también es el Amor, como dice el Apóstol San Juan, y por eso
debemos tener ilimitada confianza en Dios, sabiendo que es el Amor, es
la Misericordia infinita, es el Bien, es el Bueno.
¡Qué alegría debemos sentir siempre de tener semejante Padre en el
Cielo, que no está ausente de la tierra, pues al ser Dios está presente
en todos lados! ¡Cuánto amor debemos profesarle, pues amor con amor se
paga!
No estamos por casualidad o por azar en este mundo, sino que Dios, desde
toda eternidad ha pensado en nosotros, y nos ha creado para que seamos
felices con Él para siempre en el Cielo.
Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y
por eso nos ha dado todos los auxilios para que, cumpliendo sus
Mandamientos y siguiendo sus enseñanzas, nos salvemos. Pero si nosotros
rechazamos la ayuda de Dios, entonces nos condenaremos en el Infierno
eterno.
Si Dios es Bueno y es el Amor, ¿por qué entonces creó el Infierno?
Porque Dios también es Justicia infinita. En Dios todas las perfecciones
son infinitas y son una misma cosa. El pecado es un mal tan grande que
para darnos cuenta de su malicia basta que contemplemos lo que le ha
costado a Jesucristo vencer el pecado y pagar la deuda de la humanidad. Y
a pesar de que el Infierno es terrible, algo que uno no se puede
imaginar estando aquí en la tierra, también se puede decir que es menos
de lo que merece el pecado. ¡Qué terrible es el pecado! ¡Y nosotros lo
cometemos tan tranquilamente! ¡Que no suceda más de hoy en adelante, y
evitemos al menos los pecados mortales, para luego evitar también los
pecados veniales y las imperfecciones!
Dios nos ha creado por amor, pero en este mundo debemos sufrir porque
con el sufrimiento pagamos por los pecados que hemos cometido y nos
hacemos solidarios haciendo las veces de corredentores de nuestros
hermanos. Recordemos que quien sufre tiene muy cerca a Dios, porque Dios
está cerca del que sufre por alguna causa.
Todas las acciones de Dios son movidas por el Amor, incluso las que
parecen castigos tremendos, siempre las mueve el Amor de Dios. Dios no
es cruel, sino que es bondad infinita, y en el Cielo veremos claro que
todo lo que Dios hizo o permitió que nos sucediera fue por amor hacia
nosotros.
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