Repasando el Catecismo
10. ¿Qué valor tienen las revelaciones privadas?
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Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo.
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Aunque no pertenecen al depósito de la fe, las revelaciones privadas pueden ayudar a vivir la misma fe, si mantienen su íntima orientación a Cristo. El Magisterio de la Iglesia, al que corresponde el discernimiento de tales revelaciones, no puede aceptar, por tanto, aquellas “revelaciones” que pretendan superar o corregir la Revelación definitiva, que es Cristo.
(Del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica)
Comentario:
Las revelaciones privadas nos ayudan a vivir la Fe. Por eso las
apariciones de la Virgen en realidad no añaden nada nuevo a la
Revelación en Cristo, sino que nos dan ánimo y fortaleza para vivir las
verdades que ya sabemos.
Pero hay que saber y tener bien presente que, si bien Dios ya ha
revelado todo en Cristo, también es cierto que Dios se puede seguir
comunicando con los hombres. Y no solo que puede seguirlo haciendo, sino
que es como una necesidad que tiene Dios de seguir hablando a los
hombres. Por eso están las revelaciones privadas, a las cuales hacemos
bien en prestar atención, si no van en contra de las verdades que enseña
la Iglesia, porque Dios quiere seguir hablando a los hombres, como
antiguamente habló a Adán y Eva, como habló a los Profetas, y como habló
a los Santos y sigue hablando.
¿Acaso podemos pensar que con el gran peligro que existe para la
humanidad de perderse, Dios ya no hable y la deje a la deriva? ¡No!,
definitivamente no. Porque Dios ama infinitamente a los hombres y no se
desinteresa de sus asuntos.
Así que haremos muy bien en prestar mucha atención a las revelaciones
privadas que estén aprobadas por la Iglesia, como por ejemplo Fátima,
San Nicolás, etc., ya que nos ayudan a entender los tiempos que vivimos y
nos alientan a vivir cada vez mejor nuestra vida cristiana.
¡Alabado sea Dios!
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