Diario vivir
La fe debe guiar nuestra vida.
La fe debe guiar nuestra vida, debe embeber todas nuestras acciones.
Porque ¿de qué sirve tener fe si uno no tiene obras? Ya lo dice el
Apóstol que la fe sin obras está muerta. Y las obras no son las acciones
estrepitosas y llamativas, sino simplemente el vivir cristiano, el
vivir de acuerdo a los Diez Mandamientos, siendo compasivos con todos,
misericordiosos con los que más sufren, y dispuestos a perdonar todo y a
todos para ser semejantes a Jesús que perdonó todo y a todos.
Por eso el mundo anda tan mal, porque los cristianos no vivimos de
acuerdo a lo que creemos y así no damos buen testimonio ante el mundo.
A veces se escucha a ciertos católicos que dicen que tienen fe pero que
en asuntos de negocios es mejor dejar la fe de lado y moverse con las
máximas del mundo. ¿Son éstos verdaderos católicos?
Quien no está con el Señor, está contra Él, y quien no recoge con Él, desparrama.
No se puede estar con Dios y con el diablo, y tenemos que saber que no
hay términos medios; o se está con Cristo o con el demonio. O se vive en
gracia de Dios o se vive en pecado mortal.
En el mundo falta coherencia de vida porque los cristianos no viven lo que creen.
¿Pero Jesús, que es Dios, puede haber dicho algo inútil, algo que sea
imposible de vivir y practicar? ¿Podemos creer que Él, siendo Dios y por
lo tanto la Sabiduría infinita, se haya equivocado y nos haya dado unos
consejos y leyes impracticables? Esto es desde todo punto de vista
imposible. Entonces somos los hombres los que no queremos obedecer al
Señor y no queremos ajustarnos al Evangelio sino que desfiguramos el
Evangelio a nuestro gusto y tomamos lo que nos conviene y rechazamos o
cambiamos el resto. Pero a Dios no lo podemos engañar.
Es tiempo de que comencemos a vivir bien nuestra fe, porque si decimos
creer en Dios y en Jesucristo, es necesario que creamos a sus palabras,
consejos y mandamientos, y que los llevemos a la práctica. Así nuestro
obrar será grato a los ojos de Dios y nos salvaremos y daremos buen
ejemplo, tan necesario en estos tiempos de maldad generalizada.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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