De pecadores a santos
Devolver.
Así
como Zaqueo al convertirse devolvió parte de sus riquezas mal
adquiridas a quienes perjudicó, también quien quiere convertirse y ha
tenido una vida en que ha robado de una u otra forma, debe tratar de
devolver y reparar por el daño causado.
Tal
vez ya las personas a las que perjudicó no vivan en la tierra, o no
haya modo de hacerlo. Pero siempre podemos reparar el error, el pecado,
con nuestra oración por ellos, con nuestros sufragios por sus almas si
es que están en el Purgatorio.
¡Qué
gracia tan grande nos da el Señor de poder reparar por los pecados!
Debemos saber agradecer esta posibilidad que nos da Dios, puesto que sin
reparación no podremos entrar en el Cielo, y ya sea en la tierra o en
el Purgatorio, tendremos que devolver lo que hemos robado materialmente o
espiritualmente.
¡Qué
felicidad que Dios nos dé la posibilidad de nacer de nuevo, puesto que
quien repara los pecados pasados no sólo se desata de las ataduras en
que lo tenía amordazado el pecado, sino que gana en desprendimiento y en
pobreza de espíritu, y Jesús ha dicho que son felices los pobres de
espíritu, no sólo en el Cielo, sino que ya lo son desde la tierra!
Aprovechemos
el dinero y los bienes que tenemos para ganarnos amigos que en la
puerta del Cielo nos abran y nos dejen pasar. Porque en la puerta del
Paraíso están los pobres a los que hemos ayudado, pero también están los
pobres a quienes no hemos ayudado o, lo que es peor, a los que hemos
perjudicado o robado de mil formas. Pensemos esto cuando hagamos ventas o
negocios, y más vale a veces es mejor perder un poco de dinero en este
mundo, antes que acaparar muchos bienes pero ser pobres ante Dios.
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