viernes, 14 de junio de 2013


El silencio

“Hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar” (Eclo 3,7).

Claro está que dedicamos mucho tiempo a hablar
y poco tiempo a escuchar, a permanecer en silencio.
Es curioso observar cómo por medio de la palabra,
que se nos ha dado para comunicarnos,
engañamos y nos engañamos.
“En ningún siglo la palabra ha sido tan pervertida,
como lo está ahora, alejada de su finalidad que es
la comunicación entre los hombres”. (Ignacio Silone)

La palabra y el silencio no son enemigos.
La palabra debe nacer del silencio
y éste de la palabra. Dios hace enmudecer
a los charlatanes y perdidos, gente sin fe,
como a Zacarías, y hace hablar a los mudos
para que puedan abrirse a Dios
y cantar sus maravillas.

Hay otros medios de comunicación,
además de la palabra, uno de ellos es el silencio.
El silencio no es ausencia de ruido, mutismo,
no es desamor a la palabra, no es algo negativo.
El silencio es la expresión de nuestro mundo interior.
“Por el silencio se reconocen los que llevan
a Dios en su corazón” (G. Tersteegen).
Es un “gran maestro de verdad” (Psichari).
Si amas la verdad, sé amante del silencio;
a semejanza del sol, él te hará luminoso ante Dios
y te librará de los fantasmas de la ignorancia;
el silencio te unirá al mismo Dios.
Es, sin duda, valiosísimo para la persona.

El silencio busca la soledad.
“Nuestra alma tiene necesidad de soledad.
En la soledad, si el alma está atenta, Dios se deja ver.
La multitud es ruidosa. Para ver a Dios
es necesario el silencio” (san Agustín).

El silencio es el lenguaje de Dios.
Abarca a toda la persona: ojos, oídos, voz,
imaginación, memoria, corazón, mente, voluntad...

Es necesario, pues, aprender a callar,
a valorar el silencio, a escuchar a Dios,
a los otros y a uno mismo.
Basta observar detenidamente a la naturaleza,
para darse cuenta de cómo todo se realiza
en silencio: el morir del grano de trigo,
el crecimiento y su madurez...
El árbol produce sus flores y frutos en silencio.

Quienes visitan los monasterios
quedan impresionados de la densidad
del silencio que reina allí...

Padre Eusebio Gómez Navarro OCD


felíz viernes para todos ustedes...
y mis deseos de un hermoso fin de semana...
el amor es lo más importante en la vida...
Dios los bendiga, amén...

happy Friday to you all ...
and wishes for a beautiful weekend ...
love is the most important thing in life ...
God bless you, Amen ...

jueves, 13 de junio de 2013

Motivos para la penitencia
I. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por mí y el Evangelio, la salvará (Marcos 8, 34-39). El Señor, que ya había pedido desasirse de los bienes materiales (Lucas 14, 33), más tarde pide un desprendimiento más profundo: la renuncia al propio yo. En el discípulo de Cristo cada entrega lleva consigo una afirmación: dejar de vivir para mí mismo, a fin de que Cristo viva en mí (Gálatas 2, 20 ). Jesús nos ofrece vida en abundancia, (Juan 10, 10 ), nos ofrece la filiación divina y la participación en la vida íntima de la Trinidad Beatísima. Y lo que estorba a esta admirable promesa es el apegamiento a nuestro yo, a la comodidad, al bienestar, al propio éxito... Por eso es necesaria la mortificación, desprendimiento de sí para permitir que Jesús esté en nosotros. Para que los méritos de la Pasión se apliquen, debemos cooperar por nuestra parte, llevando con paciencia los trabajos y tribulaciones que Dios nos mande, para asemejarnos a Jesús (Colosenses 1, 24).
II. La Iglesia nos recuerda frecuentemente la necesidad de la mortificación. Si alguno quiere venir en pos de mí... De manera particular nos propone que el viernes nos propongamos una mortificación especial: la abstinencia de la carne, un trabajo mejor realizado, hacer la vida más grata a aquellos con los que convivimos, una práctica piadosa o alguna obra de misericordia Sin embargo el Señor espera que diariamente sepamos negarnos en pequeñas cosas, que vivificarán el alma y harán fecundo el apostolado.
III. En primer lugar debemos tener en cuenta las mortificaciones pasivas: ofrecer con amor aquello que nos llega sin esperarlo o que no depende de nuestra voluntad (calor, frío, una espera que se prolonga, el carácter de los demás...). Junto a éstas, aquellas que facilitan la convivencia (ser puntuales, escuchar con atención, ser afables venciendo estados de ánimo, dar las gracias, pedir disculpas, trabajo bien hecho, orden...) Mortificación de la inteligencia (evitar actitudes críticas, no juzgar con precipitación, mortificar la curiosidad) y de la voluntad (luchar contra el amor desordenado a sí mismo, evitar que las conversaciones se centren en nosotros...) Mortificación activa de los sentidos (viviendo la sobriedad). Mortificación de la sensibilidad y mortificación interior (pensamientos inútiles que retardan el camino de la santidad). Examinemos si de veras estamos decididos a perder la vida, paso a paso, por amor a Cristo. Además, la mortificación debe ser alegre, continua, discreta, amable, llena de naturalidad, humilde y llena de amor, porque nos mueve la contemplación de Cristo en la Cruz. En la mortificación como en el Calvario, encontramos a María.

hola a todos mis queridos amigos...
tengan ustedes muy buenos días y un felíz jueves...
los quiero y deseo muchas bendiciones
amén...

hi to all my dear friends ...
you have very good morning and happy Thursday ...
I love you and wish you many blessings
Amen ...

Signs of the times

Materialism.

One of the signs of the times more clearly indicate that man has lost its way, who does not know what is in this world or where it is going, is materialism prevailing in the nation, and also within the Church.

Indeed many live concerned only with the material, for the money, and so appreciate only what is bought with money.

This is a clear sign that the man has less in his person, because no transcendent values ​​is concerned, but only strives for material wealth, to buy material goods that make life more comfortable, but no more happy because true happiness is inside of man and can not be found in created things, but in God and the things of God.

Without realizing it is sealing the Antichrist and his servants with his stamp on the right hand and forehead, ie making people fall under their power because they seek only money, and with the mind and the activity at the service the hoard and have increasingly casually to Christian charity or spiritual things of God.

Let us be careful that we're not being sealed by the beast, but we use the wealth for our own good and that of others, and it depends on our temporal and eternal destiny. You can not serve God and mammon.

Come, Lord Jesus!

miércoles, 12 de junio de 2013

buenos días para todas mis amistades...
mis deseos de buena salud...
y de una sana convivencia con el prójimo...
Dios, los bendiga, amén...

good morning to all my friends ...
my wishes for good health ...
and a healthy coexistence with others ...
God bless you, Amen ...


Current Graces

I. Human nature lost by original sin, the state of holiness that had been elevated by God and, therefore, was also deprived of the integrity and possessing internal order. Since then the man lacks sufficient strength at will to meet all known moral precepts. Even after baptism experience a tendency to evil and do good difficulty: is called fomes peccati or lust, which, without being in itself sin comes from sin and inclines to sin (Council of Trent, on the sin Original.) God's help is absolutely necessary to perform any act aimed at the supernatural life. Our good works, the fruits of holiness and apostolate, are God first, and second, a result of being matched as instruments, always loose and disproportionate, grace.

II. We all got out of the goodness of God, motions and aids to approach Him, to end work perfectly to make a mortification or an act of faith, to beat us by His love into something that costs: are actual graces, gifts Transient free and God in every soul develop its effects in a particular way. Many we received today! Receive many more if we do not close the door to that quiet and effective action of the Holy Spirit! With the grace God gives us the ease and ability to do good: Without Me ye can do nothing (John 15: 5) said strictly the Lord, and we have well experienced. Our journey is frequently summarize: ask for help, and thank correspond.

III. The man can resist grace. In fact throughout the day, perhaps in small things, we say no to God. And we often try to tell each other what the Lord asks of us, and not to selfishness, to the impulses of pride, to the laziness. The free response to God's grace must be in thought, with words and deeds (Second Vatican Council, Const. Lumen gentium.) The greater or less abundance of grace depends on how we correspond. When we are ready to say yes to the Lord at all, we attract a real shower of gifts and love overwhelms us when we are faithful to the little hints of each day. Let us turn to St. Joseph, Mary's most faithful husband, to help us to hear clearly the voice of the Holy Spirit, so that like him perform so well and so quickly, the will of God.