25 DE AGOSTO DE 1920
“Déjate en Mis
Manos... No Me importan tu pequeñez y tu flaqueza; lo que pido es que
Me ames y que lo ofrezcas todo para consolar Mi Corazón. Quiero que
sepas cuánto te amo y qué tesoros te reserva Mi amor”.
Comentario:
Dios sabe que somos una “nada”, pero Él de todos modos quiere que esa
“nada” la ofrezcamos completamente a Él para hacer con ella algo grande a
sus ojos. Dios quiere colmarnos de dones, pues nosotros somos un abismo
vacío y él es un abismo repleto, y puede volcar en nosotros tesoros
incontables, si le dejamos hacer. Lo importante es que lo amemos, pues
Él solo busca amor, y de los hombres recibe casi solamente ingratitud.
“El amor no es amado”, decía un santo. Hagamos entonces el propósito de
dejar de lado todo lo demás y dedicarnos solo a amar a Dios con todas
las fuerzas, pues en definitiva este es el primer mandamiento de la Ley
de Dios, y el segundo es semejante al primero, y en ellos está el
resumen de lo que debemos hacer: amar a Dios y a Dios en el prójimo.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario