martes, 19 de junio de 2012

Evangelio del día...

martes 19/JUN/12

Evangelio del día 

Mt 5, 43-48. 
Perfectos como el Padre. 
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. 
Reflexión: 
Amar es desear el bien, y por eso el Señor nos pide en este evangelio que no solo no debemos odiar a nuestros enemigos, sino que debemos amarlos, es decir, desearles el bien y, en cuanto de nosotros depende, hacerles el bien en cada ocasión que tengamos, al menos con la oración y el ofrecimiento de nuestros sufrimientos, para que se conviertan y se salven. Entonces seremos semejantes a Dios, que es Bueno con todos y que vino a la tierra a salvarnos incluso antes de que fuéramos sus amigos, sino que todavía éramos enemigos de Dios cuando Él quiso venir a rescatarnos de las manos de Satanás.
No le demos lugar al diablo en nuestra alma y en nuestra vida. Con el odio, el rencor y los deseos de venganza, no hacemos otra cosa que ponernos en las manos de Satanás, y así ya vamos por el camino de la perdición.
Estemos atentos a lo que sucede en nuestro corazón. No odiemos por ningún motivo, a nadie y nunca, porque el que odia se hace esclavo del demonio.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser como Ella, dulce, buena, mansa, pacífica y llena de amor verdadero por Dios y por los hombres; y como Ella, perdonemos a los que nos hacen daño, porque no saben lo que hacen ni lo que dicen.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

Mensaje espiritual...


Mensaje espiritual 

Reaccionar. 
Nuestra historia es como la de aquella ranita que una bruja quiso cocinar.
Primero calentó al máximo el agua del caldero y arrojó a la ranita al agua hirviendo, y apenas ésta tocó el agua caliente, saltó de la olla y se escapó.
Pero luego la bruja llenó la olla con agua fría y puso allí la ranita, que jugaba en el agua, y la bruja puso la olla al fuego lento. Entonces la ranita, mientras jugaba y se divertía porque el agua estaba cada vez más calentita, no se daba cuenta de nada, y cuando quiso reaccionar ya estaba cocinada.
Así también es la historia en que estamos nosotros inmersos en este principio de siglo. El Mal nos está cocinando de forma lenta y no somos capaces de reaccionar. Es tiempo de que los católicos despertemos de este sopor de muerte en que estamos y empuñemos las armas de la oración y de la penitencia, y hagamos apostolado. Que reaccionemos contra el mal, venciéndolo con el bien.
No nos acostumbremos a las barbaridades que se dicen y que se hacen en este mundo dominado por Satanás.
Nuestro destino, lo sabemos, no puede ser el vivir tranquilos, porque quien quiere vivir tranquilo en este mundo, corre el riesgo de perder el Paraíso, y terminar en el Infierno.
Ningún Santo ni Mártir quiso “vivir tranquilo”, será necesario que nos metamos en el combate que cada vez se hace más áspero, y que cada vez deja menos margen para la neutralidad, pues hoy más que nunca se hace necesaria la elección: con Cristo o contra Cristo.
Pensemos en el Cielo que nos espera, y que los padecimientos del tiempo presente son nada en comparación con la gloria futura que obtendremos si somos fieles a Dios y defendemos a las almas contra los poderes infernales.