sábado, 27 de enero de 2018

Saber...

Si hubiéramos sabido…

Cuando rezamos a Dios y a la Virgen, es bueno que, además de las intenciones que tenemos y por las que pedimos, digamos al Señor y a su Madre que ayuden a aquellos que están pasando por un momento difícil y que nosotros desconocemos.
Efectivamente tenemos que decirle a la Virgen que aplique nuestros ruegos no sólo por los que sabemos que necesitan de nuestras oraciones, sino también por aquellos que no sabemos que están en momentos difíciles o que necesitan de nuestros ruegos, pero que Ella sí lo sabe, y que si nosotros lo hubiésemos sabido nos habría gustado rezar por ellos.
Quizás son personas que conocemos y que tenemos muy cerca, pero que desconocemos que están pasando por un momento difícil, la toma de una decisión o un problema de salud, etc. Digámosles a Dios y a la Virgen que queremos rezar por aquellos que más lo necesiten, y por todos aquellos que, si hubiéramos sabido que estaban en aprietos, nos habría gustado rezar.
Dios y su Madre saben muy bien todas las cosas y aplicarán nuestros ruegos y buenas obras para esas personas por las que nos habría gustado rezar si hubiésemos conocido por el problema que estaban pasando.
Pero no sólo podemos rezar por los que viven actualmente, sino también por los que ya han vivido y por los futuros, porque Dios está fuera del tiempo y puede aplicar nuestros ruegos de ahora, a hechos y personas del pasado y del futuro.
¡Cuántas veces quizás con nuestras oraciones de ahora, y con nuestras buenas obras, habremos ayudado a alguien en el pasado, para tomar una decisión, para evitar un mal, para inducirlo al arrepentimiento antes de morir, y tantas, tantas gracias y favores que con nuestra oración y sacrificio de hoy, podemos obtener para quienes existieron y para los que existirán!
¡Qué bueno que es Dios que nos da la posibilidad de rezar por todos! Tengamos en cuenta que el Señor puede haber aplicado nuestras oraciones de hoy a un hecho pasado, a un alma que necesitaba una ayuda. O tendrá en cuenta nuestra oración y buena obra para el futuro de algún alma, y de alguna situación.
También las santas Misas son aplicadas por Dios no sólo para las almas de quienes pedimos ahora la celebración de la misa, sino también para los acontecimientos de la vida de aquella persona. Es decir que aunque un alma ya esté en el Cielo, es bueno hacer decir misas por ella, puesto que quizás Dios veía que en el futuro se ofrecerían esas misas por ella, y previó sus auxilios y socorros para ayudar al alma en el pasado.
Por eso no nos cansemos de rezar, de ofrecer sacrificios, de hacer celebrar Misas, porque casi sin saberlo somos grandes bienhechores.