viernes, 23 de febrero de 2018

Vampire Diaries. "Cut" Traducida

Tema de Lost / Perdidos con Michael Giacchino en Úbeda 2010

LUCIFER - Somebody to Love

Desánimo...

El desánimo.

El desánimo es el arma preferida que usa Satanás para hacernos inofensivos en el campo del bien. Efectivamente el diablo sabe muy bien que alguien desanimado es una presa fácil para llevarla al pecado y a la desesperación.
También el Señor ha sido probado con esta arma del infierno, y cuando en el desierto Jesús ayunó durante cuarenta días, durante ellos el demonio le mostró para cuántas almas sería inútil su Sacrificio, y quiso inducirlo a que baje los brazos, a que abandone la empresa de la salvación.
Cuando en la Última Cena, y especialmente en el Huerto de los Olivos el demonio le mostró para cuántas almas sería inútil no sólo el Sacrificio en la cruz, sino la multitud de pecados que se cometerían contra el Santo Sacrificio del Altar, la Santa Misa y la Eucaristía, también quiso el diablo hacer desistir a Jesús de que estableciera el Sacramento del amor, la Eucaristía.
Pero ¿cómo respondió el Señor a todos los intentos del Infierno por hacerlo desanimar y que vuelva atrás? Respondió con la oración, con la entrega completa y hasta el final, poniendo todo en las manos del Padre Eterno, y confiando a la obra del Espíritu Santo todo lo que estaba por venir.
Nosotros también seremos tentados por el Maligno con su arma preferida del desánimo, y no pocas veces debemos reconocer que hemos cedido al desconsuelo, al ver tanto mal en el mundo, tantas desgracias, tanto dolor. Pero no escuchemos al Mal, sino confiemos en Dios y en su bondad infinita, sabiendo que el Bien vence, y vencerá, al Mal. Y si tenemos confianza en Dios, es el mejor antídoto para el desánimo y el desaliento.
Aunque a veces nos parezca que no hacemos nada, o que lo que hacemos sea inútil, no nos descorazonemos porque Dios hará producir frutos a todo nuestro obrar, pues el Señor no paga tanto por el fruto obtenido, sino por el trabajo y el esfuerzo puesto en lo que hacemos.
En muchas partes de la Sagrada Escritura se dan ejemplos de lo que significa resistir hasta el fin, de esperar contra toda esperanza. Uno de esos ejemplos está en Abraham que creyó hasta el fin cuando se le pidió que sacrificara a su propio hijo, el hijo de la promesa. Y la Santísima Virgen que esperó contra toda esperanza al ver a su Hijo torturado y muerto, y esperar la Resurrección hasta el final.
Son momentos difíciles que nos tocarán vivir algún día, pero ¡qué gran mérito si llevamos nuestra fe y esperanza hasta el fin! Los Ángeles y todo el Paraíso se asombran de los valientes soldados que creen y esperan hasta las últimas consecuencias.
Recordemos que nuestra fe y esperanza están puestas en Dios, que es el Ser Todopoderoso para Quien no existen imposibles. Siendo esto así, lo que resta es esperar y creer hasta el fin, sin bajar los brazos y poniendo toda nuestra confianza en Dios, hasta el fin, hasta la eternidad.