sábado, 7 de noviembre de 2015

Mensaje...

Mensaje de Misericordia

Regla de oro.
El Señor, en su Evangelio, nos ha dado una regla de oro, que si la cumplimos, seremos felices en el tiempo y en la eternidad: “No hagas a los demás lo que no quisieras que hagan contigo. Y haz a los demás lo que quisieras que los demás hagan por ti”.
Esto es misericordia, porque el no hacer mal a nadie está bien, pero hay que ir más allá, hay que hacer el bien a todos, pues para salvarse hay que tener fe y también buenas obras.
Si pensáramos en esta regla de oro que nos da Jesús, cuando tratamos con nuestros prójimos, ¡cuánto bien nos vendría y cuánto bien haríamos a todos!
Tengamos esta regla de oro presente a nuestro entendimiento y, sobre todo, nuestra voluntad dispuesta a cumplirla constantemente, porque así de fácil es la religión católica. No es menester saber mucho para agradar a Dios, sino más bien se trata de amar mucho, haciendo el bien a todos y a ninguno el mal, y haciendo por los demás lo que nos gustaría que hicieran con nosotros si estuviéramos pasando por una situación similar.
Es lo que promete el Señor para quien sea misericordioso: que obtendrá Misericordia, de Dios y de sus prójimos.
Si el mundo fuera misericordioso, ¡qué bendición sería para la Tierra! Los hombres viviríamos pendientes unos de los otros, tratando de competir para ver quién es mejor y mayor servidor de los hermanos. Pero en el mundo reina Satanás, y por eso hay dureza, egoísmo y maldad en los hombres envenenados por el Maligno.
Al menos nosotros, que nos decimos católicos y seguidores de Cristo, practiquemos la misericordia siempre, y tendremos una veta de consuelo en lo profundo de nuestra alma, y luego, en la eternidad, el Cielo bendito.
Jesús, en Vos confío.