domingo, 25 de mayo de 2014

Sufrir...

REFLEXIÓN DEL DÍA
Valor del sufrimiento.
Si conociéramos el valor que para Dios tiene el sufrimiento, entonces pediríamos padecer mucho. Y una idea de esto nos lo da el mismo drama del Calvario, puesto que Dios Padre, que amaba infinitamente a su Hijo, permitió que sufriera infinitamente.
Es cierto que a ninguno nos gusta sufrir. Pero cuando entendemos, con la luz de la gracia, que padeciendo es como se salvan almas; que sufriendo en este mundo, descontamos lo que merecemos de Purgatorio en el más allá; y que todas las gracias de Dios están disponibles para quien sufre, entonces comprendemos un poco más.
Aunque también es cierto que estas cosas no se entienden con la razón, sino con la fe. Y mientras estamos en esta vida, debemos pedir, como Jesús en Getsemaní, que pase de nosotros el cáliz de dolor, pero que no se haga nuestra voluntad, sino la Voluntad de Dios.
No somos tan santos como para pedir padecimientos. Basta con que tratemos de aceptar sin rebelarnos los sufrimientos que nos vienen solos, que ya esto es cosa grande.
Recordemos siempre que no es Dios el que hace sufrir, sino que es el demonio quien causa el sufrimiento, porque de Dios sólo nos pueden venir bienes. No culpemos a Dios por nuestros padecimientos, sino pidámosle ayuda y, de ser conveniente para nuestra salvación y la de otros, que nos libere de esas cruces.