miércoles, 3 de febrero de 2016

Reflexiones...

REFLEXIÓN DEL DÍA

Lo importante es salvar el alma.
Pocos son los que saben que lo único realmente importante en esta vida es salvar la propia alma. Pues efectivamente si perdemos el alma, si nos perdemos para siempre en el abismo infernal, lo habremos perdido todo para siempre. En cambio, si nos salvamos, seremos felices para toda la eternidad.
Por eso tantos santos se retiraron del mundo a hacer penitencia, pues se pusieron a considerar la palabra “eternidad”, y lo que ella significa; y entendieron que según fuera su vida en este mundo, les esperaría una eternidad de dicha sin fin, o de horror sin límites.
Entonces es muy bueno que tengamos presente que lo que realmente importa en este mundo es salvar el alma. Todo lo demás es cosa secundaria, aunque parezcan problemas graves, pues todo quedará de este lado del sepulcro, en cambio nuestra alma es sempiterna y existirá ya para siempre, en uno u otro lugar: Cielo o Infierno.
Si miramos todas las cosas a la luz del más allá, sí que entenderemos mejor las cosas que pasan en este mundo, porque ¿de qué sirve una vida de placer aquí, si luego se pierde el cuerpo y el alma en el Infierno eterno? Y ¿qué terrible puede ser una vida de dolor y sufrimiento en este mundo, si pronto tendrá un final, y luego se volará al Cielo a gozar para siempre de una Felicidad inenarrable?
Las cosas del mundo y de la vida cotidiana, adquieren una nueva dimensión vistas a la luz del más allá, porque esta vida en la tierra es muy fugaz. ¡Qué locura perder la eternidad de dicha, por gozar de un miserable y carnal placer en este mundo!
Estamos a tiempo todavía de dar el valor justo a cada cosa: a nuestra alma, la mayor atención, evitando el pecado y esforzándonos para adelantar en la virtud, lo cual será una buena inversión para el futuro, para cuando nos llegue la muerte y nos presentemos ante Jesucristo Juez en el juicio particular, donde recibiremos nuestra retribución eterna.
¿Qué importa si en este mundo somos unos fracasados, o sufrimos mucho, o vivimos en las desgracias, si después de esta corta vida nos espera la alegría del Cielo?
¿Y de qué sirve que lo pasemos bien en este mundo si luego nos tragará el abismo infernal?
Por ello tenemos que mirar todas las cosas a la luz del más allá, a la luz de la fe, con los ojos de Dios, y entonces tendremos la sabiduría de los santos.

Mensaje...

Mensaje eucarístico

Consejo.
Cuando estemos en la disyuntiva de tener que decidir alguna cuestión importante, no dudemos en ir a los pies del Sagrario, porque allí está Jesús, la Sabiduría Encarnada, y quiere darnos los consejos oportunos para que tomemos la decisión más acertada.
Jesús, en el tabernáculo, no niega su ayuda a ninguno que va a Él con la necesaria humildad y la disposición a recibir su consejo.
Ya lo ha dicho el Señor que recibiría en el Sacramento a quienes estuvieran fatigados y agobiados, pero también da el buen consejo a quien lo necesita, porque Dios no nos quiere dejar en la oscuridad, sino que se las ingenia para darnos la luz necesaria para que no equivoquemos el camino.
Y si tenemos dudas sobre lo recibido en la oración ante el Santísimo Sacramento, consultémoslo con nuestro director espiritual o una persona piadosa bien instruida, y corroboremos que ésa es la voluntad de Dios.
Jesús nunca nos mandará que hagamos algo contrario a los Mandamientos, pues si tenemos una inspiración contraria a la Ley de Dios, entonces no viene de Dios, sino de nosotros mismos o del enemigo de Dios.
Vayamos al Sagrario en todas nuestras perplejidades y dudas, que Jesús Sacramentado nos sacará de ellas.