jueves, 14 de julio de 2016

Venid...

«Venid a mí»

¡El que quiera encontrar el verdadero descanso para su alma que aprenda la humildad! Que pueda encontrar cómo en ella se encuentra todo gozo, toda gloria y todo el descanso, así como en el orgullo se encuentra todo lo contrario. En efecto ¿cómo hemos llegado a tantas tribulaciones? ¿Por qué hemos caído en tanta miseria? ¿Acaso no es a causa de nuestro orgullo? ¿A causa de nuestra locura? ¿No es por haber seguido nuestros malos propósitos y habernos atado a la amargura de nuestra voluntad? ¿Pero, por qué todo esto? ¿Es que el hombre no ha sido creado para la plenitud del bienestar, del gozo, del descanso y de la gloria? ¿No estaba en el paraíso? Se le prescribió: No hagas esto, y lo hizo. ¿Veis el orgullo, la arrogancia y la insumisión? «El hombre está loco, dice Dios al ver esta insolencia: no sabe ser feliz. Si no sabe atravesar días malos se perderá totalmente. Si no aprende qué es la aflicción, no sabrá lo que es el descanso». Entonces Dios le dio lo que merecía echándolo fuera del paraíso...

Sin embargo, la bondad de Dios, como os lo repito a menudo, no dejó abandonada a su criatura, sino que se volvió de nuevo hacia ella y la volvió a llamar: «Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Es decir: Os encontráis cansados, os encontráis unos desgraciados, habéis experimentado el mal de vuestra desobediencia. Vamos, convertíos por fin; vamos, reconoced vuestra impotencia y vuestra vergüenza, para poder regresar a vuestro descanso y vuestra gloria. Vamos, vivid por la humildad, vosotros que estabais muertos por orgullo. «Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas.»

Vacaciones...

Vacaciones...

Revisar el coche, dejar regado el jardín, cerrar el gas, … además de otras muchas tareas que algunos preparan para pasar unas merecidas vacaciones. Nos preocupamos y ponemos atención para que nada se nos olvide y no se estropee el descanso y la diversión.

Es entonces cuando a veces perdemos un poco (o un mucho) la brújula… por mantener la atención en lo material, olvidando que, aunque todo esto humanamente es bien importante, si no incluimos el alimento espiritual, todo se queda en frivolidad.

En esta temporada, estés donde estés, vayas a donde vayas, ofrece cada mañana, cada tarde, cada noche, tus buenos momentos a Dios, agradécele por lo mucho que te procura, y dale un significado trascendente a estos días tan especiales que también son don gratuito de Él.