martes, 27 de marzo de 2018

Acompañar...

Quince minutos con Jesús Misericordioso

Si Tú me acompañas.
Jesús, si tú me acompañas, no siento ya ningún temor, porque contigo todo lo puedo. Sé, Señor, que estás siempre a mi lado, aún en los momentos más graves de mi existencia, pero a veces me siento abandonado, y sé qué esto es también un juego de tu amor para unirme más estrechamente a Ti, porque al buscarte te deseo más, y deseándote, tengo más ganas de unirme a ti, y cuando por fin te muestras a mi alma, entonces estoy lleno de felicidad. Enséñame a encontrarte también en los momentos de abandono. Tú sabes muy bien lo terrible que son estos momentos en que uno parece que fue abandonado por Dios, pues tú lo experimentaste cuando en la cruz dijiste al Padre: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Si tú lo quisiste experimentar para saber en carne propia lo que eso significa, puedes tener compasión de mí que a veces me siento como abandonado de Dios. Pero que yo también haga como tú que, a pesar de sentirte abandonado, encomendaste tu espíritu al Padre cuando dijiste: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Ayúdame a decir yo también lo mismo en los momentos en que parece que Dios está lejano.