jueves, 10 de enero de 2013

Definiciones...


Grandes definiciones

"Deficiente" es aquel que no consigue modificar
su vida, aceptando las imposiciones de otras personas
o de la sociedad en que vive, sin tener conciencia
de que es dueño de su destino.

"Loco" es quien no procura ser feliz con lo que posee.

"Ciego" es aquel que no ve a su prójimo morir de frio,
de hambre, de miseria. Él sólo tiene ojos para sus
míseros problemas y pequeños dolores.

"Sordo" es aquel que no tiene tiempo de oír el grito
de un amigo, o el pedido de un hermano.
Pues está siempre apresado en el trabajo y quiere
garantizar sus distracciones a fin del mes.

"Mudo" es aquel que no consigue hablar o que siente
y se esconde  tras de la máscara de la hipocresía.

"Paralítico" es quien no consigue andar en la dirección
de aquellos que precisan de su ayuda.

"Diabético" es quien no consigue ser dulce.

"Anciano" es quien no sabe dejar al amor crecer.

Y, finalmente, la peor de las deficiencias es
ser miserable, pues "Miserables" son todos
los que no consiguen hablar con Dios.

"La amistad es un amor que nunca muere."

Mário Quintana


Dios es bueno...


Dios es bueno y nos ama

Dios provee. 
Dios es providente y debemos tener mucha confianza en su Providencia paterna, porque Él incluso hará milagros cuando sea necesario, para socorrernos. Lo que pasa es que a veces somos nosotros quienes tenemos poca confianza en Él y en su Providencia.
Leamos las vidas de los Santos y comprobaremos que a ninguno le faltó lo necesario y que, por el contrario, tuvieron grandes gracias, dones y regalos de parte de Dios, no sólo espirituales sino también a veces materiales, cuando esto no era obstáculo para su salvación y santificación.
Si confiáramos más en Dios, seríamos los seres más felices de la tierra, porque estaríamos convencidos de que por encima de Dios no hay nadie, y nadie puede arrebatar nada de sus benditas manos.
Tendríamos que ser como esos pajarillos que se acurrucan en el hueco de las manos de un hombre fuerte. Así también nosotros, como pajaritos de Dios, debemos refugiarnos en las manos benditas y amorosísimas del Padre, que nos cuida y nos quiere, y que no dejará que nos pase nada que sea realmente malo, sino que todo lo que nos vaya sucediendo lo irá encauzando para nuestro propio bien y el bien de muchas almas, porque siempre será cierto que las almas se salvan con el padecer, y nosotros tenemos que completar lo que falta a la pasión del Señor.
Cuando tengamos alguna necesidad, vayamos confiados a pedirle a Dios, a exponerle nuestra urgencia, y esperemos, porque antes fallarán el cielo y la tierra, pero no se podrá decir que Dios ha decepcionado a quien depositó toda su confianza en Él.
¡Bendito sea Dios!