miércoles, 21 de diciembre de 2016

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Información sobre la Consagración a María

[5] María es la excelente obra maestra del Altísimo. Quien se ha reservado a sí mismo el conocimiento y posesión de Ella.
María es la Madre admirable del Hijo. Quien tuvo a bien humillarla y ocultarla durante su vida, para fomentar su humildad, llamándola mujer (Jn. 2, 4; 19, 26), como si se tratara de una extraña, aunque en su corazón la apreciaba y amaba más que a todos los ángeles y hombres.
María es la fuente sellada (Cant. 4, 12), en la que sólo puede entrar el Espíritu Santo, cuya Esposa fiel es Ella.
María es el santuario y tabernáculo de la Santísima Trinidad, donde Dios mora más magnífica y maravillosamente que en ningún otro lugar del universo, sin exceptuar los querubines y serafines: a ninguna criatura, por pura que sea, se le permite entrar allí sin privilegio especial.
(del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María)
Comentario:
Si nos consagramos a María Santísima será por privilegio y don del Espíritu Santo, que es su Esposo y solo deja entrar en el Corazón de María a sus predilectos, pues María es como el Paraíso terrenal donde habita Dios en su plenitud y si nos consagramos a Ella, también nosotros habitaremos en su interior junto a Dios, junto a Jesús, su Hijo. María está por encima de todos los coros angélicos y ama más a Dios que todos los ángeles y santos juntos. Ella es solo inferior a Dios y es la más parecida a Dios por su caridad, humildad y sencillez. María es la obra maestra de Dios y, si consideramos que Dios es todopoderoso y quiso hacer una obra maestra que es María, nos podemos hacer una idea de la perfección que tendrá esta criatura que es el testimonio de lo que Dios puede hacer.
Pidamos luz al Espíritu Santo para que nos dé la gracia de consagrarnos a María, su Esposa amadísima.
¡Inmaculado Corazón de María!
¡Sé la salvación del alma mía!