jueves, 16 de junio de 2016

Cuento...

El perrito cojo

El dueño de una tienda colocó un anuncio en su puerta que decía: "Cachorritos en venta".

Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando:

"¿Cuál es el precio de los perritos?"

El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas:

"Sólo tengo $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó.

De la trastienda, salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba.

"¿Qué le pasa a ese perrito?", preguntó.

El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.  El niñito se emocionó mucho y exclamó:

"¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".

Y el hombre replicó:

"No considero justo venderte a ese cachorro. Si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".

Y el niñito se disgustó  y mirando directo a los ojos del hombre le dijo:

"Yo no quiero que usted me lo regale. Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".

El hombre contestó: "No puedo entender que quieras comprar ese perrito, hijo. ¿No te das cuenta de que él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos".

El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:

"Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".

El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo:

"Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".

En la vida no importa quién eres, sino que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te ame incondicionalmente.

Un verdadero amigo es aquél que llega cuando el resto del mundo se ha ido.
Dios te bendiga, amén...