domingo, 7 de octubre de 2012

Message...


Message confidence

A praying God and those who help themselves.
"In all that you do, 'said San Ignacio de Loyola, here is the rule of rules to follow: trust in God, acting, however, as if the success of the operation depended entirely on God's voice and nothing but, and using all your efforts for the good result, do not count them, and proceded as if everything was done only for God and nothing for you. "
  (From "The Book of Confidence", Thomas P. Raymond of Saint Laurent)
comment:
We must do everything carefully and putting our utmost to do everything right, as if the success of every thing and every action depended solely on us but be convinced that ultimately everything depends on God, this is what we mean San Ignacio.
So none of quietism nor stand idly by trusting God, but undertake great works and great deeds as if everything is our work, but knowing that if the Lord build the house, in vain do the builders toil.
Remember the words of Jesus in the Gospel, which come in handy for this case: "When you have done all you ought to, say, We are unprofitable servants, we have done what we should do."
This should give us a boost in the apostolate, and supported by confidence in God, great deeds and actions undertaken for the glory of God and the good of souls.
If we do so, then fulfill the mission that God has appointed for each of us, and we were not discouraged by the few fruits obtained or ensoberbeceremos us by great fruit, but will refer all the credit to God, and we consider as mere instruments in his blessed hands and provident.


Tema de hoy...


Tema de hoy

Dios de los Ejércitos. 
La Escritura llama a Dios, el Dios de los Ejércitos, y si bien muchos han querido eliminar esta palabra de ella, la verdad es que el Señor tiene ejércitos, no sólo de ángeles sino también de hombres, porque todos los confirmados son soldados de Jesús, soldados de Dios, que combaten en la más santa de todas las guerras, la guerra que se desarrolla entre Cielo e Infierno, y de la cual los hombres también participamos y somos como el botín.
Si buscamos las causas de la tibieza en la Iglesia Católica, encontraremos que gran parte se debe a que ya no se considera a los enemigos de Dios como reales, sino como cuentos medievales, y de esta forma ya son muy pocos los que se preparan para el combate y nadie enseña a los soldados de Jesús a combatir contra las fuerzas del mal. Siendo esto así, es lógico que la fe haya venido a menos y que el error y el mal lo llenen todo, incluso a la misma Iglesia.
Es tiempo de despertar y de empuñar las armas formidables con que el Señor ha dotado a su Iglesia para combatir al Maligno, porque siempre será verdad que al demonio se lo vence con la oración y la penitencia, y utilizando los sacramentales como el agua bendita, las medallas benditas, los exorcismos, etc. Usemos estos medios valiosos como soldados en combate porque en esta guerra nos estamos jugando nuestro destino eterno: Cielo o Infierno, y el destino eterno de muchas almas, incluyendo las de nuestros seres más queridos, pues muchos de ellos dependen de nosotros para salvarse.
¡Ave María purísima!
¡Sin pecado concebida!