martes, 25 de diciembre de 2012

Secrets...


Secrets to a good death



Whoever goes wrong, just wrong.

It is a popular saying: "Whoever goes wrong, just wrong." And this applies to the life of each one of the men on earth, because the tree usually falls to the side that is tilted. And if we have a disordered life course ending in disarray today, with the serious possibility of falling into Hell forever.

So we must try to live well, in God's grace, ever, that our death is serene and happy, without anguish and terrors. Certainly there are cases where many men, after a life of sin, at the last moment have turned to God and have been saved. This happened to the Good Thief, who had a lifetime away from God and became the last moment and was saved. But we can not place our hope that we will have time to change before death, so we live in God's grace always to have a good death.

We all have to go through the ordeal of death, because death was not created by God, but she entered the world of sin, of the devil, and now all men must die.

Since this is a great truth and that we can not escape death, we need to be sensible and think about it, to face it in the best way possible when we arrive.


Secretos...


Secretos para bien morir

El que mal anda, mal acaba.
Es un dicho popular: “El que mal anda, mal acaba”. Y esto puede aplicarse a la vida de cada uno de los hombres sobre la tierra, porque el árbol suele caer hacia el lado que está inclinado. Y si tenemos una vida desordenada es lógico que terminen nuestros días en el desorden, con la grave posibilidad de caer en el Infierno para siempre.
Por eso tenemos que tratar de vivir bien, en gracia de Dios, siempre, para que nuestra muerte sea serena y feliz, sin congojas ni terrores. Es cierto que hay casos en que muchos hombres, después de una vida de pecado, en el último momento se han vuelto a Dios y se han salvado. Esto le sucedió al Buen Ladrón, que tuvo toda la vida lejos de Dios y en el último instante se convirtió y se salvó. Pero nosotros no podemos poner nuestra esperanza en que tendremos tiempo de cambiar antes de la muerte, así que debemos vivir en gracia de Dios siempre, para tener una buena muerte.
Todos tenemos que pasar por la dura experiencia de la muerte, ya que la muerte no fue creada por Dios, sino que ella entró en el mundo por el pecado, por el demonio, y ahora todos los hombres tenemos que morir.
Siendo esta una gran verdad y que no podemos escapar de la muerte, es necesario que seamos sensatos y pensemos en ella, para afrontarla de la mejor manera posible cuando nos llegue.

Has venido, Señor...


¡Has venido, Señor, y eso es amor!

Forrado  de pobreza pero ceñido en riqueza divina,
sin ruidos ni trompetas triunfales,
pero codiciado por la gente sencilla.
Llorando, porque sabes que los hombres sollozamos,
y  pequeño… por las veces en la que humanidad
se siente excesivamente, poderosamente grande.

¡Has venido, Señor, y eso es amor!
Alumbrado  por el seno virginal de una humilde nazarena,
y  vigilado, por la sobriedad del Patriarca de ese portal.
Aplaudido, hoy como entonces,
por la indiferencia de los que no saben verte,
y agasajado por el zurrón de los pastores de Belén.

¡Has venido, Señor, y eso es amor!
Acariciado por manos santas y puras de la Virgen María,
y pretendido por otras traicioneras y engañosas.
Arrullado por raspas pajas de un pesebre,
y  denostado por los que quieren regir
y vivir como si Tú no existieras.

¡Has venido, Señor, y eso es amor!
Tráenos luz que encienda las oscuridades
de nuestro vivir cotidiano.
Danos aquello que, sólo Dios,
es capaz de ofrecer sin nada a cambio.
Haznos comprender el Misterio que,
en este día, se desvela.
Entresijo escondido desde siglos,
y  resuelto en la frialdad de una mágica noche.
Déjanos postrarnos ante Ti para que, inclinándonos
ante Ti, adivinemos  que Tú desciendes a la humanidad,
para que, nosotros, ascendamos hasta los mismos
pliegues de lo divino, ante lo que un día
nos aguarda en el cielo.
Míranos, con esos ojos de Niño,
para  que nunca olvidemos que, en Belén,
nace el AMOR, y  que, con ese AMOR,
venceremos a las desesperanzas e inquietudes,
dudas y  lágrimas, caídas y tropiezos
Para que nunca olvidemos que, sin el AMOR de Belén,
el mundo estaría huérfano y roto por sus cuatro costados.
Para que nunca olvidemos que, si DIOS se hace pequeño,
Infante, humano, carne de nuestra carne,
es porque cree, piensa y desea la salvación del hombre.
¡Has venido, Señor, y eso es amor!

P. Javier Leoz