jueves, 20 de diciembre de 2012

Meditation for today...


MEDITATION FOR TODAY

Purity of intention.

This is the sole purpose on Earth proponents holy souls, so that such falls and hurts the heart of God's love, which makes it break out in these terms: You stole my heart, my sister, my wife stole my heart with one glance of your eyes. This means looking at the wife has the sole purpose of having the soul as think and act, that is to please God. The mundane actions look at things with a lot of eyes, that is, with many disorderly intentions, to please the world, winning honors, getting of riches or at least indulge themselves, while the good souls have only targeted to please God in all their actions and repeat with David: Who but you there for me in heaven? And if I'm with you, I do not like Earth ...; rock and plot my God forever. And what else I want, my God, to Thee but only in this world? You are my only wealth, only Thou the only Lord of my heart. "Keep saying congratulations-San Paulino-powerful earthly riches, guard their realms monarchs, that Thou, my Jesus, you are my treasure, and my crown."

 "Practice love of Jesus Christ" - St. Alphonsus Liguori

Comment:

The intention is what gives value to the work, to any action, because if we do something for the love of God, then we deserve eternal glory, whereas if we make this work for the sake of money or honors, then it has no value for the Heaven.

It is necessary before taking any action, and all actions of the day, even the most ordinary, elevate the eyes and heart to God to make them for him, for his love, to please, and to win the prize for which He wants us give.

We like to save money and worldly goods. But we should like treasure to heaven with good works, all made of love for God and for his greater glory, thinking of Him, that He is happy with us. What greater happiness in this world will know that God is happy with us and what we do?

Therefore it is necessary to always purify our intentions, because otherwise Spot You best works with self-love, and so will have little or no value to God.


La pureza...


MEDITACIÓN DE HOY
Pureza de intención. 
Éste es el único fin que proponen en la Tierra las almas santas, fin que de tal modo enamora y hiere de amor al corazón de Dios, que le hace prorrumpir en estas expresiones: Me robaste el corazón, hermana mía, esposa; me robaste el corazón con una sola mirada de tus ojos. Este mirar de la esposa significa el único fin que ha de tener el alma en cuanto piense y obre, que es agradar a Dios. Los mundanos en sus acciones miran las cosas con muchos ojos, esto es, con muchas intenciones desordenadas, de agradar al mundo, conquistar honores, allegar riquezas o al menos complacerse en sí mismos, en tanto que las almas buenas no tienen más que la mira de agradar a Dios en todas sus acciones y repiten con David: ¿Quién sino tú hay para mí en los cielos? Y si contigo estoy, la Tierra no me agrada...; roca y parcela mía Dios por siempre. Y ¿qué otra cosa he de querer, Dios mío, sino a Vos solamente en este mundo? Sólo Vos sois mi riqueza, sólo Vos el único Señor de mi corazón. “Conserven enhorabuena –decía San Paulino- sus riquezas terrenas los poderosos, guárdense sus reinos los monarcas, que Vos, Jesús mío, sois mi tesoro y mi corona.”
 “Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio 
Comentario: 
La intención es lo que da valor a la obra, a cualquier acción, porque si hacemos algo por amor a Dios, entonces merecemos la gloria eterna; en cambio si hacemos esa obra por amor al dinero o a los honores, entonces no tiene valor para el Cielo.
Es necesario que antes de emprender alguna acción, y todas las acciones del día, incluso las más ordinarias, elevemos la mirada y el corazón a Dios para hacerlas por Él, por su amor, para agradarle, y para conquistar el premio que Él nos quiere dar.
Nos gusta ahorrar dinero y bienes terrenales. Pero más nos debe gustar atesorar para el Cielo, con las buenas obras, realizadas todas por amor a Dios y para su mayor gloria, pensando en Él, para que Él esté contento de nosotros. ¿Qué mayor felicidad tendremos en este mundo que el saber que Dios está contento de nosotros y de lo que hacemos?
Por eso es necesario que siempre purifiquemos nuestras intenciones, porque de lo contrario mancharemos las mejores obras con amor propio, y así tendrán poco o ningún valor para Dios.

Esperanza...


La esforzada y gratuita esperanza

Bien mirado en la espera nos gastamos todo el año.
Largos ratos nos pasamos a diario en las esperas.
En la espera de médico, o en la del autobús.
En el metro, en la tienda, en la esquina,
el butano, el cartero, el amigo
que vuelve desde lejos...

iTanto tiempo esperando!
Por eso, quizá, nos aburrimos
y quedamos dormidos
como aquellas muchachas de las bodas,
de que habla Cristo en el Evangelio.

Adviento nos despierta como un grito,
sirena de la fábrica de Dios,
que despabila y ahuyenta nuestro sueño,
nos invita al trabajo por el Reino,
a desbrozar los caminos del Señor.

Él vendrá en todo caso.
Su palabra no nos puede faltar ni traicionarse.
¡Mas tengamos cuidado!
Sólo aquel que sepa prepararse
lo podrá descubrir, cuando venga
con sus rostros tan distintos y, a veces,
oscuros, misteriosos y hasta desconcertantes.

Aunque yo me prepare, su venida
siempre será un regalo que no puedo
con el oro del mundo comprar ni merecer.
Mas, si no me preparo –con su ayuda también–,
estaré ciego y sordo cuando pase;
cruzará por mi vera, y entonces no sabré
descubrir su presencia y poderle acoger.

Como una estrella nueva, Jesús de Nazaret
pasaba por su pueblo, dándose a conocer.
Era el pueblo elegido, llamado; y, sin embargo,
sólo supieron verle los pobres y sencillos,
los pastores, José y María, su Madre,
la esclava del Señor, abierta a la Esperanza,
la Esperanza de Dios.
Adviento es nuestro esfuerzo.
Navidad es su Don.                        

Alberto Iniesta