sábado, 5 de enero de 2013

Ser Rey...


¡Quien fuera Rey en este día!

Y ante el REY DE REYES, alabar y bendecir la grandeza
de un Dios, que sin necesidad de tanto, tan en el llano ha caído.
Y, dejar detrás de mí, palacios e imperios,
tronos y vasallos, dominaciones y castillos,
para postrarme ante Aquel que sólo tiene
el amor como almena,
la pequeñez como defensa indefensa,
y, como siervos y guardianes,
un José y María que, sólo saben mirar,
contemplar y emocionarse ante el Misterio.
Pastores que, sorprendidos por tal mensaje,
dejaron tierras y ganados y marcharon a adorarle.

¡Quien fuera Melchor!
Y decirte que, como Rey, mereces ya no sólo el oro,
sino que toda rodilla se doble ante el AMOR.

¡Quien fuera Gaspar!
Y perfumar, con el incienso, al que siendo hombre,
es Dios y hombre a la vez,
o que, el aroma se desparramase
por todos los valles donde los hombres
todavía desconocen
la noticia de tu Nacimiento

¡Quien fuera Baltasar!
Para ofrendarte, además de cómo Rey y Dios,
la debilidad de lo que somos y que Tú compartes:
nuestra humanidad.
Te doy gracias, Señor,
porque –sin ser rey– he visto una estrella.
Una estrella que, en la noche oscura,
me ha invitado a seguirle, incluso en las horas amargas,
y, sus destellos, han hablado a mi corazón,
despertando mis sentimientos y mi curiosidad.
Una estrella que ha hecho posible el que yo,
hombre y débil, me postre ante Ti con la misma fe
y con la misma emoción de aquellos Reyes Magos.
Haz Señor, que después de haberte contemplado y rezado,
después de haberte ofrecido mi pobreza,
vuelva a mi hogar con la firme promesa
de que tu nombre sea conocido, amado y publicado,
por todos los confines de la tierra.
¡Gracias, Señor! ¡Gracias, mi Rey!

P. Javier Leoz


Cartas de San Pablo...


Cartas de San Pablo.

Sacrilegio. 
Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre ustedes muchos enfermos y muchos achacosos, y mueren no pocos. Si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos castigados. Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. (1 Co 11, 28-32). 
Comentario: 
Según mensajes de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, ya no existe celebración eucarística en que no se comulgue en pecado mortal, en que no se cometan sacrilegios con la Comunión.
Por eso nosotros tenemos que examinarnos bien antes de comulgar, estando convencidos de que no nos encontramos en pecado grave o mortal, porque si comulgamos en pecado, entonces cometemos un sacrilegio, y en lugar de que la Comunión sea fuente de Vida para nosotros, es causa de Muerte, y muerte eterna, además de las desgracias y enfermedades que nos trae, antes o después, el comulgar de esta manera.
Estamos tan acostumbrados a comulgar que a veces no nos preparamos debidamente y vamos como por inercia a realizar el mayor acto que un hombre puede hacer en la tierra, que es recibir y comer al mismo Dios.
Pensemos un poco lo que estamos haciendo porque de lo contrario echaremos a la basura joyas de inestimable valor, porque quien comulga y no sabe a Quién recibe y no se prepara bien para recibirlo, o lo que es peor, está sucio de pecado y lo recibe igual, ese tal se está aparejando un lugar en el abismo infernal.
¡San Pablo, ruega por nosotros!