viernes, 16 de enero de 2015

Mensaje...

Mensaje espiritual

Termómetro de nuestra piedad.
El termómetro de nuestra piedad es la reacción espontánea que tenemos con quien se convierte y vuelve, de una vida de pecado, a la vida de la gracia.
Cuántas veces nos sucede que no toleramos que quien ha sido muy pecador, se reintegre a la Iglesia, a la familia de los hijos de Dios.
Y si no hacemos del todo así, a lo menos nos cuidamos de él, tenemos desconfianza, y aunque hable palabras santas, que Dios le inspira, seguimos juzgándolo y condenándolo por su pasado.
No es bueno hacer así, porque si festejamos cuando un enfermo es curado y vuelve a estar sano, también tenemos que festejar, como festejan los ángeles de Dios en el Cielo, cuando un pecador se convierte.
Pongámonos en lugar de quien vuelve, avergonzado, de su vida de pecado, y sólo busca encontrar una familia que lo acoja, sin hacerle recordar su pasado, que el pecador arrepentido siempre tiene en su memoria. Ayudémosle, con nuestra caridad, a olvidar lo que Dios ha olvidado ya.
Por eso si queremos saber en qué grado de vida espiritual estamos, el termómetro cierto de nuestra justicia y santidad es esta actitud que tenemos para con quien vuelve al rebaño.
Si nos damos cuenta de que estamos errando el camino, entonces hagamos el esfuerzo de ponernos en los zapatos del convertido, y pensemos también que si nosotros, por gracia de Dios, nunca nos hemos alejado del rebaño, quizás el día de mañana seamos iguales o peores pecadores que lo que fue esta alma que hoy ha regresado.
No nos olvidemos esa palabra cierta de Jesús de que quien se humilla, será ensalzado; y que quien se ensalza, será humillado, si no en esta vida, sí en el más allá.
Tenemos que ser buenos, porque de eso se trata el Cristianismo, de que seamos buenos y compasivos.