lunes, 9 de noviembre de 2015

Caminos...

Matar el error, amar al que yerra

Dos caminos.
A veces no nos terminamos de decidir a ir por el camino del bien, del cumplimiento de los Diez mandamientos, y queremos también transitar por el camino del placer y del pecado. Pero ya el Señor nos ha dicho en su Evangelio que el camino que lleva a la Vida, es decir, al Cielo, es el camino estrecho del cumplimiento de los mandamientos.
No podemos andar por los dos caminos al mismo tiempo, como quien le enciende una vela a Dios y otra vela al demonio, pues en realidad le está encendiendo dos velas al demonio.
Dios y Satanás son irreconciliables, ¿y queremos reconciliarlos nosotros en nuestro interior? Estamos muy equivocados y ya es tiempo de que tomemos en serio nuestra vida, porque es la única que tenemos, y debemos aprovecharla para hacer méritos para ganarnos el Paraíso y evitar el Infierno eterno.
El demonio usa la táctica de siempre, la que usó con Eva. Efectivamente el diablo quiere sugerirnos que Dios manda cosas imposibles, o muy difíciles, como es el caso del cumplimiento de los Diez Mandamientos. Así le dijo a Eva, que el fruto prohibido no era malo, y que era inofensivo, e incluso bueno para adquirir sabiduría.
Ahora el demonio actúa así con nosotros, nos quiere hacer creer que los mandamientos de Dios son un capricho de Él, y que hay que satisfacer todas nuestras pasiones, porque se vive una sola vez y hay que aprovechar la vida.
Como al diablo le dio buen resultado la primera tentación, la sigue usando ahora con los incautos, y ojalá nosotros no seamos de su número, porque cueste lo que cueste debemos obedecer a Dios, que manda cosas justísimas, y en cambio el diablo es el homicida que nos quiere perder para siempre.
Seamos astutos y no nos dejemos embaucar por este Mentiroso ángel de las tinieblas, porque lo único que importa en este mundo es que salvemos nuestra alma. Todo lo demás es secundario.