viernes, 30 de octubre de 2015

Alimento Eucarístico...


Partículas de Evangelio

Alimento eucarístico.
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomen, coman, éste es mi cuerpo.” Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: “Beban de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y les digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con ustedes, nuevo, en el Reino de mi Padre.” (Mt 26, 26-29).
Comentario:
Todos debemos beber de la sangre de Cristo y comer su cuerpo resucitado para tener vida en nosotros, pues de lo contrario estaremos muertos para el Cielo.
Por eso la santa madre Iglesia nos manda confesar y comulgar al menos una vez al año, de ser posible en el tiempo pascual.
¡Y nosotros, que por tan poca cosa dejamos de ir a Misa entre semana, y dejamos de recibir la Eucaristía, que tanto le ha costado a Cristo, pues es Él mismo hecho Víctima!
Pero es que a veces hasta dejamos de ir a Misa los domingos, días en los que no podemos faltar sin motivo grave.
Pensemos un poco lo que le hemos costado al Señor, y no dejemos que pasen los días, uno tras otro, sin acercarnos a la mesa del Señor, a la Comunión, de ser posible diaria, porque allí es donde está la fuerza para poder resistir a tantas cosas que nos van sucediendo en la vida de cada día.
Si no comulgamos frecuentemente, no nos extrañemos que poco a poco nos vayamos entibiando y enfriando en el fervor, hasta que, cuando menos nos descuidemos, estemos transitando por el camino en pendiente de los pecados, cada vez más graves.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.