domingo, 3 de marzo de 2013


buenos días y feliz domingo para todas mis amistades...
les deseo un día maravilloso...
y que se cumplan sus deseos...
Dios los bendiga, amén...

good morning and happy Sunday to all my friends ...
I wish you a wonderful day ...
and fulfilling their wishes ...
God bless ...
Amen ...


Divina Misericordia...


Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,
"La Divina Misericordia en mi alma", con comentario

Reverencia. 
566 Un día, después de la Santa Comunión vi repentinamente al Niño Jesús que estaba junto a mi reclinatorio y al que se agarraba con las dos manitas. Aunque era un Niño pequeño, no obstante, me penetró el temor y el miedo, viendo en Él a mi Juez, Señor y Creador ante cuya santidad tiemblan los ángeles, y por otra parte, mi alma fue inundada del amor (34) inconcebible y me pareció que moría bajo su influjo. Ahora veo que Jesús refuerza primero mi alma y la hace capaz para relacionarme con Él, porque de otro modo no podría soportar lo que estoy experimentando en este momento. 
Comentario: 
Estas palabras de Santa Faustina nos deben ayudar a tener un trato amoroso pero también respetuoso con el Señor, porque Él es nuestro Dios y nuestro Juez, aunque también es el Amor.
¿Qué decir de quienes se relacionan con Dios de una manera tan chabacana o vulgar? Diríamos que no tienen respeto a la santidad y autoridad de Dios, que si bien nos da confianza para que le tratemos con amor, también es cierto que nuestro trato debe ser respetuoso como con un padre o una autoridad de la tierra, puesto que Dios es el Padre y la Autoridad por excelencia.
Por eso el amor debe ir unido al temor de Dios, porque si sólo amáramos, caeríamos en familiaridades excesivas, y si sólo temiéramos, tendríamos miedo de Dios. Entonces ambos, el temor y el amor, deben estar en su justa medida, para que tengamos con el Señor un trato fructífero y nos relacionemos con Él como la criatura debe relacionarse con su Creador, pero también como el hijo se relaciona con su padre amado.
Hay que recordar que Dios promete felicidad si somos buenos, pero también amenaza con castigos si somos malos. Y aunque algunos dicen que no se debe hablar de que Dios castiga, también es cierto que a veces nos podemos olvidar del amor de Dios, y entonces al menos que el miedo al castigo nos conduzca a la buena senda, porque lo importante es salvar el alma.
Siempre hay que recordar, como lo hace aquí Santa Faustina, que Dios es Misericordia, infinita Misericordia, pero también es infinita Justicia. Si consideramos sólo uno de estos atributos y no el otro, entonces no estamos conociendo bien a Dios y no estamos en la verdad.
Jesús, en Vos confío.