lunes, 11 de febrero de 2013


Oración:

Dios en Tu Santísima Trinidad, te alabo, bendigo y doy gracias por este nuevo día, las lecturas bíblicas hoy nos hablan de tu creación, de tus milagros, de tu compasión por los enfermos, sálvanos y sánanos de mente, alma y cuerpo, fortalece nuestras debilidades. En este día te pido en especial por nuestro Papa Benedicto XVI, quien tomó una decisión importante y definitiva que afecta a todos nosotros los católicos, de seguro Tú autorizaste su decisión y lo iluminas para que siga cumpliendo la misión que tienes para él. Sus oraciones por todos nosotros serán más poderosas aún, por favor dale paz, serenidad, fe, amor, salud, alegría, y oídos sordos a los malos comentarios dirigidos a él. Amén.


Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,y líbranos del mal. Amén

 
Mis cariños y bendiciones,

Itzel Paz de Silgado


Salmos...


Partículas de Salmos

Prueba. 
Que Yahvé te escuche en el día de la prueba; defiéndate el Nombre del Dios de Jacob. Él te envíe su auxilio desde el santuario, y desde Sión te sostenga. (Salmo 19, 2-3). 
Comentario: 
A veces nos sentimos tan bien, todo es tan próspero, que nos parece que siempre será así. Pero la vida del hombre sobre la tierra es tiempo de prueba, y antes o después, la prueba viene sobre todos los mortales. Y en ese tiempo debemos esperar la ayuda y el socorro de Dios, invocarlo con ansias. Por eso siempre tenemos que rezar todos los días, para que en el tiempo de la prueba, cuando se nos hace difícil hasta rezar, tengamos un acopio de oraciones hechas en otros momentos de la vida.
Las desventuras y las pruebas no las quiere Dios, pero las permite porque de ellas sabe sacar un bien para nosotros, y además, nos dan la medida de nuestra pequeñez, puesto que a veces nos sentimos muy importantes y seguros, pero cuando llega la tentación y el dolor, notamos que somos una nada, y que dependemos de Dios. Y esto nos hace ser más humildes, y sabemos que con la humildad vienen todas las demás virtudes.
Tenemos que proceder así: Cuando estemos en el fervor, pensemos que pronto tal vez venga sobre nosotros la prueba, la noche. Y cuando estemos en la prueba y en la noche del espíritu, recordemos que pronto podrá hacerse la luz en nuestras almas y en nuestra vida, y de esa manera siempre estaremos en vela, sin entregarnos a derroches de alegría, o lamentos desesperantes, sino que tendremos un equilibrio en todo tiempo, el equilibrio de los santos.
¡Bendito sea Dios!