miércoles, 9 de julio de 2014

Santoral...

Miles de Peregrinos en Itatí, Argentina



REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- (Audio) RealAudioMP3 En Argentina -país de Papa Francisco-, María de Nazaret se venera en varias advocaciones. Una de las más antiguas -desde 1616- es Nuestra Señora de Itatí, que tiene su santuario a 70 kilómetros de la Ciudad de Corrientes.
Los peregrinos llegan de todas partes para agradecer y rogar tantos milagros por la intercesión de la Madre por sus hijos ante el Dios altísimo. La gente humilde agradece y pide las cosas esenciales como la salud, el pan, el trabajo, una casa, el amor y la unidad de la familia.
Uno de los milagros más notables de esta advocación ocurrió en 1748: Un gran malón se lanzó para saquear y destruir el poblado, pero cuando los indios llegaron a las puertas de Itatí, se abrió ante ellos una ancha y profunda zanja que les impedía el paso. Se retiraron despavoridos ante semejante protección y los habitantes del pueblo acudieron a la capilla para agradecer a su Patrona.

“Itatí” significa en lengua guaraní: “punta de piedra”. Según la tradición, la imagen fue encontrada sobre una piedra en el curso del río Paraná. Los religiosos franciscanos, que estaban desde 1528, la trasladaron a la capilla de la nueva población que pasó a llamarse: "Pueblo de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí".

En esta representación de la Madre de Dios de un metro con veintiséis centímetros de altura, tallada en madera de timbó con el rostro de nogal, la Virgen se ve con las manos juntas a la altura del pecho rezando por aquellos que Jesús en la cruz le dio como hijos. El azul y blanco de su manto, con el dorado de la corana y los bordes del vestido, son los colores de la bandera argentina.

Dice Papa Francisco: “María nos ha abierto, nos ha hecho entrar en su casa, en su santuario y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5). Sí, Madre, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría”.

Purgatorio...

Matar el error, amar al que yerra

El Purgatorio existe. 
Los hermanos protestantes niegan el Purgatorio, y para ello suprimen de la Sagrada Escritura el libro de los Macabeos, donde se habla claramente de ofrendar por los difuntos para librarlos de sus pecados.
Pero también dentro de la misma Iglesia Católica no pocas veces están también los herejes, incluso sacerdotes, que niegan la existencia del Purgatorio. O si no lo niegan con las palabras, al menos lo niegan con las obras, porque jamás ofrecen Misas y sufragios por las almas que allí padecen, y desalientan a los fieles que quisieran ofrecerles esas ayudas.
Son verdaderos lobos rapaces disfrazados de ovejas, porque quien niega aunque sea sólo una verdad de fe, ya no es católico, y la existencia del Purgatorio es verdad de fe.
Así que no nos dejemos engañar por los de afuera o los de adentro que niegan el Purgatorio, porque sería seguir a Satanás, maestro del error, él mismo es el Error, y quiere inducir al mayor número de personas a la herejía y al error.
Tengamos en cuenta que el demonio, como buen ladrón y falsificador, no tratará de falsificar las monedas de poco valor, sino el oro y la plata. Por eso querrá quitar o falsificar la devoción a las Benditas Almas, e impedir que por ellas se ofrezcan Misas, oraciones, sacrificios y limosnas, pues él bien sabe que quien se dedica a aliviar a las almas que sufren en el Purgatorio, son presas perdidas para su avidez de demonio.
Nosotros, en cambio, que nos decimos católicos de verdad, creamos firmemente en el Purgatorio y en los tremendos sufrimientos que allí se padecen, porque si no lo creemos así, desengañémonos, pues no somos católicos.