martes, 9 de febrero de 2016

Evangelio del día...

martes 9/FEB/16

Evangelio del día.

Mc 7, 1-13.
No a la hipocresía.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”. Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos’. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”. Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y además: “El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte”. En cambio, ustedes afirman: “Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán –es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...”. En ese caso, le permiten no hacer nada más por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como éstas, hacen muchas otras cosas!”.
Reflexión:
Nuevamente aparecen los fariseos que desprecian la Ley de Dios por sus tradiciones. Nosotros debemos tomar ejemplo de esto y no caer en el mismo error. Tenemos que poner los Mandamientos en el primer lugar de nuestras vidas. Jesús dice que el pueblo honra a Dios con los labios pero su corazón está lejos de Él. Ojalá no nos suceda lo mismo a nosotros, que hablemos de Dios y de las cosas de Dios todo el día, pero luego en el obrar seamos contrarios a la Voluntad de Dios manifestada en los Diez Mandamientos y en la Palabra de Jesús en el Evangelio.
Pidamos a la Santísima Virgen tener una vida coherente con lo que creemos y predicamos, para ser católicos de verdad e intachables ante Dios y los hombres.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.

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