lunes, 10 de agosto de 2015

Profecía...

14 de enero de 1976
LE APLASTARA LA CABEZA
¿Por qué, hijo mío, pido con insistencia a las almas que viven de Fe: “¡Reparación, reparación, reparación!”? 
1º - Porque al Amor Infinito de Dios, Amor que obra la creación del hombre, el hombre responde con un acto de soberbia y de desobediencia. 
2º - Porque al Misterio de la Redención prometido inmediatamente después de la caída de los primeros padres y cumplido en la plenitud de los tiempos, la humanidad en el Pueblo hebreo reacciona cometiendo el Deicidio. 
3º - El Verbo, hecho Carne, responde al Deicidio con el don de Sí mismo en el Misterio de la Eucaristía y de la Iglesia. Y la humanidad, bajo el impulso de las potencias del mal, va ahora paganizándose con la casi total repulsa de Dios.
Un alba radiante
Vendrá la hora de la purificación y la Virgen Corredentora, aplastará por segunda vez la cabeza de la Serpiente infernal. 
La Iglesia y la Humanidad, hechas nuevas, verán un alba radiante, jamás conocida hasta ahora. Un período de paz y de justicia será la respuesta a todas las provocaciones del Infierno contra una pobre Humanidad que se había hecho colaboradora de las fuerzas del Mal. 
Después se llegará a la última fase de esta lucha entre Luz y Tinieblas, entre Amor y Odio, entre Bien y Mal, entre Vida y Muerte. 
Sólo al final de los tiempos vendrá la tercera y decisiva intervención de la Virgen Santa que aplastará de nuevo, por tercera vez la cabeza de Satanás. 
Seguirá el Juicio, la separación definitiva del Paraíso y del Infierno, es decir de los Salvados y de los Condenados.
20 de enero de 1976
NO ESTAIS SOLOS
“Escribe hijo mío:

El Movimiento Mariano entra a formar parte del designio de la Providencia, como fuerza de choque, al lado mío y de mi Madre en la gran batalla en curso, contra Satanás y contra los aliados del Infierno que en el mundo, y desgraciadamente también en Mi Iglesia, son tantos.

El Cielo os mira a vosotros, Sacerdotes benditos, que tenéis la suerte de formar parte de él. Sois más que nunca, en estos tiempos de emergencia, soldados escogidos, guiados y dirigidos por la Reina de las Victorias para la defensa de Mi Vicario y de Mi Iglesia. 
El Infierno os odia y os combate, pero nada habéis de temer. Vuestros sufrimientos físicos, morales y espirituales son fermentados por el Espíritu Santo y transformados en Luz, Amor y Gracia para muchas almas de vuestros hermanos que, sin vuestra coparticipación en mi Pasión y en la de mi Madre y vuestra, irían a su perdición eterna. 
Sacerdotes, amados de Mi Corazón Misericordioso y del Corazón Inmaculado de la Reina del Universo, os miran admirados los Ángeles; todos los Santos del Paraíso piden por vosotros e interceden por vosotros. 
Vosotros sois bálsamo para mi Corazón tan brutalmente ultrajado y vilipendiado; sois una sonrisa de amor al Corazón traspasado de mi Madre.
¡No temáis!
¡Adelante, hijos míos! Un lugar de honor y de gloria está preparado para vosotros ab aeterno en la Casa del Padre. ¡No temáis, no temáis! Mi mirada y la de la Madre están siempre sobre vosotros. 
Os bendigo a todos, hijos. Os bendigo Yo, Jesús, con el Padre y el Espíritu Santo. Conmigo os bendice la Madre. 
Con vosotros bendecimos a los buenos seglares que están a vuestro lado con la fe, con el amor y con la eficaz aportación de sus sufrimientos. 
Por consiguiente no estáis solos. Estáis en medio de la refriega, pero con vosotros está el Paraíso, con vosotros están las almas Purgantes, con vosotros están los santos de la Iglesia militante".
("Confidencias de Jesús a un Sacerdote". Mons. Ottavio Michelini)