miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuaresma...


Cuaresma para la Fe

Señor:
Un año más me convocas al  ascenso hacia la PASCUA.
Soy consciente de que, tal  vez, me encuentras
con las mismas dudas y  batallas de siempre.
¡Perdóname, Señor!

Quisiera rezar, y siempre  encuentro mil excusas.
Sacrificarme, y me digo que  son cosas del pasado,
darme generosamente, y  pienso que tal vez,
algunos, se aprovechen de mi  buena voluntad.

Tú, Señor
sales a mi encuentro, para  levantarme de nuevo,
y recuperar las ganas de  creer y de vivir en Ti.
Sales a mi paso, para que  mirándote a los ojos,
descubra que merece la pena  seguirte.
Caminas hacia el calvario,  para hacerme entender
que la vida es grande  cuando, al igual que la tuya,
se ofrece por salvar y  garantizar una vida eterna a los demás.
¡Ayúdame, Señor!

¡Quiero ser peregrino en  este Año de la Fe!
Que tu Palabra no falte en  mi equipaje, para conocerte.
Que el ayuno, sea hambre de  tu presencia.
Que mi caridad, estalle sin  demasiado ruido.
Que mi oración, brote  espontáneamente
para nunca, por ella, dejar  de buscarte y de tenerte.

¡Ayúdame, Señor, en este Año  de la Fe!
A comprender que este tiempo  al que tú me invitas,
es oasis de meditación, de  conocimiento y de búsqueda.
Retorno de los malos modos o  ásperos caminos.
Re-encuentro con el gran  olvidado: DIOS.
Si en algún momento, yo me  olvido de esto, Señor;
remueve mis entrañas y mi  memoria,
para que jamás olvide o deje  en el tintero
tantos momentos de tus  dolores y sufrimientos,
en rescate, salvación y  recuperación íntegra del ser humano.
Amén.

P. Javier Leoz


Cartas de San Pablo...


Cartas de San Pablo.

Sin Dios no podemos nada. 
En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estén en la ignorancia. Saben que cuando eran gentiles, se dejaban arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso les hago saber que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: “¡Maldito sea Jesús!”; y nadie puede decir: “¡Jesús es Señor!” sino movido por el Espíritu Santo. (1 Co 12, 1-3). 
Comentario: 
Si Dios no nos ayuda de forma constante, no podemos hacer absolutamente nada. Y mucho más en las cosas de la fe, puesto que si Dios no nos da las gracias actuales, tampoco podremos hacer buenas obras.
Ya lo dice el Apóstol que en Dios vivimos, nos movemos y existimos. Pero, además, todo lo bueno que podemos hacer es por gracia de Dios, porque Él nos da la fuerza para llevarlo a cabo.
Y las gracias las podemos obtener por medio de la oración. Cuanto más rezamos, tanto más el Señor nos provee de auxilios sobrenaturales. También en la recepción de los Sacramentos y sacramentales recibimos gracias.
Por eso esto nos debe hacer indulgentes con todos, porque si hacemos obras buenas, si tenemos fe, si somos más o menos buenos, no es sólo por mérito nuestro, sino mayormente es por mérito de Dios, que es quien nos da las gracias y las fuerzas para que sea así.
Entonces ¡qué gran responsabilidad es ser fieles a la gracia, a las inspiraciones de Dios, para no ser traidores o desertores de la voluntad de Dios!
Aquí San Pablo nos dice que sin la ayuda de Dios, no podemos decir ni siquiera que Cristo es el Señor.
Tengamos estas cosas en cuenta para ser humildes, sabiendo que Dios nos eligió gratuitamente, porque quiso, y no por nuestros méritos, sino por su gran bondad. Tratemos de estar a la altura de esta elección Suya, correspondiendo a sus gracias fielmente.
¡San Pablo, ruega por nosotros!