miércoles, 16 de agosto de 2017

Parados...

Parados como los gatos.

Cuando alguna persona sale bien de alguna situación complicada, se suele decir que “cayó parado como los gatos”, haciendo referencia a que los felinos siempre caen parados.
Y nosotros siempre “caeremos parados” si tenemos una gran devoción a la Santísima Virgen, pues Ella se encargará de que todo a nuestro alrededor se vaya dando de modo que salgamos gloriosos y airosos de cualquier problema o situación complicada.
Tener una tierna y constante devoción a la Virgen es prenda de salvación, y una especie de seguro contra todo riesgo, pues la Madre de Dios es omnipotente por gracia, y no dejará que ninguno de sus hijos fieles se vea confundido o vencido por la desgracia y el infortunio.
Dios nos da un secreto: María. Efectivamente el Señor, a quien quiere salvar, le inspira una gran devoción y amor a la Santísima Virgen, de modo que ese fiel saldrá triunfador en este mundo y en el otro.
Siendo devotos de María, caeremos siempre parados como los gatos, puesto que la Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, y hasta los demonios y todo el Infierno le tienen terror y deben someterse por fuerza a su imperio.
Nunca un siervo de María será vencido por nada ni nadie, puesto que la Virgen le da su propia fuerza y sus virtudes, especialmente si ese siervo se le ha consagrado. Por eso si todavía no nos hemos entregado a la Virgen, si no hemos hecho la consagración a su Corazón Inmaculado, es tiempo de hacerla, porque María es la Perla de gran valor que encontró aquél mercader del Evangelio, y por la que vale la pena venderlo todo para comprarla y poseerla.
Quien tiene a María consigo, lo tiene todo; y no podrá derribarlo ninguna potestad o dominio, porque la Madre de Dios vela por él, y hará incluso grandísimos milagros por su fiel hijo, para demostrarle cuánto amor le tiene.
Ya que a veces nos esforzamos por tener riquezas materiales e invertir en negocios temporales, ¿por qué no hacemos el Gran Negocio y nos ponemos bajo el amparo de la Virgen? Nos lloverán las gracias de todo tipo, y siempre saldremos bien parados de cualquier situación, hasta cantar completa victoria en el Cielo, a los pies del trono de María.