lunes, 26 de febrero de 2018

Santidad...

Ser santos

La vida es prueba.
Si queremos ser santos, tenemos que saber que la vida terrena es prueba, y que seremos santos si combatimos para superar con éxito esta prueba. ¡Ay de los que se duermen en los laureles y no luchan por su santificación! No alcanzarán el Paraíso, porque el Cielo solo lo alcanzarán los esforzados, los que luchan valientemente en esta vida para mantener y aumentar la gracia santificante en ellos.
Vemos en el mundo que a los que viven de cualquier forma, en pecado, e incluso son perversos, les va bien, y logran muchos adelantos en lo material. Es que el demonio los ayuda en lo material, para tenerlos así entretenidos y, llegado el momento, desfogar contra ellos todo su odio.
¿Qué le importa al demonio tener escondido su odio durante ochenta años, o lo que dure una vida terrena, si después, por toda la eternidad puede atormentar a esa persona?
Es por eso que vemos que los que se deciden a ser virtuosos, a ser santos, enseguida tienen el estorbo de Satanás, que no quiere esto, porque sabe que un santo no solo se salva él, sino que salva a muchísimas almas.
Al demonio le importa un bledo de los que no viven en gracia de Dios. En cambio molesta y hace la guerra a los que quieren ser santos, ser buenos. Por eso tenemos que prepararnos para la lucha, no teniendo miedo, ya que el Señor nos dará las gracias y ayudas necesarias para que salgamos victoriosos contra las fuerzas del mal.
Y por lo demás, ¿qué importa sufrir, aunque sea por toda una vida, si al final se alcanza el Cielo? Es peor sufrir miles de años en el Purgatorio, o infinitamente peor, sufrir en el Infierno para siempre.
Así que tomemos coraje y decidámonos a ser santos, aunque el demonio nos haga la guerra y nos haga sufrir, porque somos nosotros los interesados, ya que si nos salvamos, somos nosotros los que gozaremos para siempre; y si nos condenamos, somos también nosotros los que sufriremos horriblemente en el Infierno para siempre.
Hay que pedir ayuda a Dios y lanzarse a la cima de la montaña de la santidad, que el premio es grande.